La Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional dejó en libertad este viernes a un hombre de 76 años, acusado de violar una menor y envió a prisión preventiva una mujer que supuestamente actuó como cómplice.
La decisión del tribunal provocó un gran revuelo entre parientes y vecinos presentes en la audiencia, quienes de inmediato pidieron justicia en el caso de la menor violada, y otros que alegaron la inocencia de los prevenidos.
El acusado de violar la menor de 12 años es el comerciante Luis Eduardo del Castillo, a quien se le impuso una fianza de un millón de pesos, mientras que a la señora Celia Rosa Hernández le impusieron tres meses de prisión preventiva, como medida de coerción, en la cárcel de Najayo.
La pena de prisión recayó sobre la señora Hernández, porque es acusada de prostituir la menor, bajo su cuidado, la que llevaba al señor Castillo, a quien supuestamente le hacía sexo oral.
Según la historia del caso, la señora Celia Rosa Hernández se dedica a cuidar niños desde hace muchos años en su casa, ubicada en el sector Villa Colores y aprovechó esa condición para facilitar que el señor castillo tuviera sexo por dinero con la menor bajo su cargo.
Rosa Aquino Rodríguez, madre de la menor, mostró inconformidad con la decisión del juez José Reinaldo Ferreira, quien dejó en libertad al violador porque según las pruebas hechas por el Instituto de Ciencia Forenses, la niña no fue quebrantada.
La versión es negada por la madre, que estableció que su libertad se debió a su poder económico, lo que le facilitó presentar documento falseado.
No obstante, la madre de la víctima, según informaciones ofrecida fuera del caso, está pidiendo al tribunal una indemnización de RD$3 millones y dos apartamentos.
Mientras vecinos del señor Castillo defienden su inocencia y dicen que la madre de la menor lo que busca es una buena recompensa.
Se informó que Castillo es un reconocido comerciante de Villa María, propietario de una vidriera, fincas y accionista de la Clínica Abreu. Es definido como una persona muy bondadosa que hace muchos favores en ese sector.
Entre tanto, según explicaron vecinos de ambos, la señora Rosa Aquino Rodríguez, sabía de la andanza de su hija y que aceptaba el dinero que esta cada día le entregaba sin interesarse como lo obtenía.
