Jesús, Príncipe de Paz

En días pasados sostuve una amistosa polémica en “El Gobierno de la Mañana” con mis amigos y compañeros de trabajo Álvaro Arvelo y Julio Martínez Pozo, a propósito de un versículo de la Biblia donde se establece que Jesús “no vino a traer paz a la tierra sino espada”.

Ese versículo es Mateo 10:34 y ciertamente Jesús se expresa de esa manera.

Para quienes no ubican el contexto de esa expresión y la comparan con el accionar de Jesús, podría entonces quedarse la idea de que el hijo de Dios estaba en contra de la paz entre los seres humanos.

Y nada más equivocado que eso. Mi pastor Raffy Paz siempre ha expresado que “un texto fuera de contexto es un pretexto” y esto puede llevar a interpretaciones no correctas de alguna idea o expresión.

Eso es lo que entiendo sucede con quienes ven a Mateo 10:34 al margen de lo que ocurre con Jesús en ese momento y lo que fue su accionar en la tierra como Hijo de Dios y como el Mesías que vino a darnos salvación eterna.

Esa expresión de Jesús se produce justo cuando él está enviando a los 12 discípulos a la misión de evangelizar y les da las instrucciones de lugar diciéndole que ellos van a encontrar muchas persecuciones y situaciones difíciles para poder hacer ese trabajo de Dios.

Les dice que no tengan miedo y que su accionar puede crear muchos problemas porque tendrán que enfrentar a muchos que no creen en Jesús y que sus mensajes provocarán problemas entre familiares.

Es en ese momento donde les dice que no ha venido a traer paz sino espada porque sus mensajes “pondrán en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mateo 10:35).

Como se ve, la paz que Jesús traería a sus discípulos y seguidores no sería la que da este mundo, la paz de apariencia y de simulación, la paz de los hombres, sino que su paz sería la verdadera paz de Dios, la que “sobrepasa todo entendimiento” como muy bien dice el apóstol Pablo en Filipenses 4:7. Jesús fue un cultivador y un príncipe de la paz y del amor hacia los demás, incluido el amor hacia los enemigos y hacia quienes nos hacen daño y nos aborrecen, tal y como dice en Mateo 5:44, no hay dudas sobre eso cuando él dice en Juan 14:27 “la paz os dejo, la paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da”. ¡Más claro, ni el agua! Y esa paz de Jesús, que sobrepasa todo entendimiento, se la doy con mucho amor a mis hermanos Alvarito y Julio. Amén.

Euri Cabral
Comunicador y Economista
euricabral07@gmail.com

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