Violencia genera violencia

Lamentablemente, este 16 de agosto pasó, más como día de los cambios que por su significado histórico en la Restauración de la Independencia de la nación dominicana. Y no es que no fueran importantes las nuevas denominaciones de responsabilidades o ratificaciones de estas para por parte del Poder Ejecutivo; sino que, en verdad, no muchas Repúblicas se han erigido sobre hechos de tanta heroicidad y patriotismo como esta.

De todos modos, amén de las temperaturas que asedian a la población en estos días, las realidades sociales, cada vez más inquietantes implican necesarios cambios y todo parece indicar que la destitución del mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín de la jefatura de la Policía Nacional, se produce como imprescindible aplicación de medidas correctas y definitivas que desemboquen en una disminución y erradicación de la violencia.

Para nadie es noticia que la mayoría de los titulares de los medios de comunicación del país han reproducido hechos delictivos y situaciones críticas que concluyen con afirmaciones tales como la del presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Manuel María Mercedes, quien calificó “la administración policial saliente como la más sangrienta de las últimas décadas”.

Mercedes recuerda que según los datos estadísticos, en tres años perdieron la vida unas 1,800 personas y “de cada cinco casos de criminalidad que se cometen hay entre 3 y 4 agentes involucrados, lo que ha contribuido a un mayor aumento de la criminalidad”.

Muertes a tiros, apresamientos y ejecuciones, militares vinculados al tráfico ilícito de drogas; narcos “ajusticiados” en las cárceles; detenciones, violaciones. Estos temas han ocupado las primeras planas y la pregunta no puede ser otra que si el actual jefe de la Policía Nacional, mayor general José Polanco Gómez, abogará por el cese de las redadas policiales e intercambios de disparos, tras las cuales han quedado surcos sangrientos difíciles de explicar.

El presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos considera la necesidad de que la sociedad dominicana pueda confiar “en sus cuerpos castrenses y de trasformar de manera positiva la uniformada”.

Se respira la esperanza de las transformaciones y, sin duda, el tiempo tiene la palabra. Claro, un tiempo que debe responder a lo inmediato dadas las circunstancias.

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