El economista Víctor Manuel Peña cuestionó los planteamientos de la Comisión Económica del PRD, con relación al papel del narcotráfico en el supuesto financiamiento de las cuentas externas del país y de su estabilidad macroeconómica durante los últimos gobiernos del PLD.
Peña sostuvo que esos planteamientos son totalmente desatinados, temerarios aventureros y peregrinos, y todo indica que fueron hechos con el corazón y no con la mente.
Puntualizó que resulta altamente extraño y al mismo tiempo revelador de una situación embarazosa que los economistas del PRD tengan ¿!¨datos tan precisos¨!? acerca de una actividad, que, como el narcotráfico, es por su propia naturaleza intrínseca y extrínseca totalmente ilegal y, por consiguiente, violentamente violadora y conculcadora de los fundamentos legales y morales de nuestra sociedad.
El doctor Víctor Manuel Peña agregó que al ser una actividad ilegal e ilícita no puede ser medida como actividad económica y, por tanto, no puede ser incluida dentro de las mediciones de las cuentas nacionales que permanentemente hace el Banco Central de la República Dominicana por mandato expreso de la ley monetaria y financiera.
De dónde saca esta comisión de economistas del PRD, que en la práctica ha devenido en una comisión de brujos y magos sociales, que la estabilidad macroeconómica, piedra angular de nuestro proceso de crecimiento económico, ha sido financiada con dinero proveniente del narcotráfico, se preguntó Peña.
Y ocurre que con un discurso y una práctica así, tan aéreos y tan artificiales, se descalifican de por vida para volver a ejercer el poder.
Dijo el doctor Peña que sin proponérselo la susodicha comisión perredeísta ha quedado atrapada en su propia declaración, y a partir de ella el Ministerio Público debe invitar a los integrantes de esa comisión y preguntarles de dónde y cómo obtuvieron esas estadísticas e informaciones, habida de que el narcotráfico es una actividad ilegal.
Finalmente, Víctor Manuel Peña resaltó que la agigantada y acelerada desesperación por llegar al poder ha obnubilado y cegado a una grande parte de la dirigencia del PRD, llegando a confundir la realidad con sus deseos.