En el país circulan diversas hipótesis relacionadas con la manera en que los medios de comunicación Clave y Clave Digital cerraron sus páginas y cuánto hay de realidad en que el motivo haya sido por problemas económicos, cambios mercadológicos o amenazas a la integridad personal de su director ejecutivo, Fausto Rosario Adames.
Al parecer, los temas del narcotráfico se concatenan con cada una de las acciones que tienen lugar en el país y este, según Vincho Marino Vinicio Castillo, tampoco escapa. ¿Qué hay en la realidad y qué se ha perdido de vista?
“Da pena ver tantas gentes buenas en la comunicación social sorprendidas en los análisis triviales”, afirmó alguna vez un comentarista. En México, por ejemplo, la delincuencia organizada supedita la labor de los medios de comunicación e influye en esa agenda cotidiana que debe ser cumplida.
Ejerce una función “orientadora” sobre cómo deben reflejar la realidad.
En la República Dominicana, ¿hacemos el juego a la difusión de determinados tipos de informaciones? ¿Divulgamos lo que los delincuentes quieren?
Miguel Ángel Javier, en México, se pregunta si informar sobre lo que los terroristas hacen es, precisamente, “hacerles el juego”. Su criterio es que aportar elementos para la reflexión del público es una de las misiones que tiene el periodista de estos días, dar cuenta de lo que ocurre es ineludible, pero cómo hacerlo, cómo contextualizar para que ese narco mensaje se sitúe de manera que no aparezca el comunicador como simple comentarista o expositor.
Para el especialista, el remedio es dejar claro que no se comparte el proceso intimidatorio del delincuente o narcotraficante y que el poder del comunicador no está en exponer dócilmente, sino que debe someter la información a la crítica y preguntarse si es verdadera y oportuna.
El periodista Javier Darío Darío Restrepo, desde Colombia, asegura que somos transmisores inteligentes, no mecánicos y en la situación extraordinaria que viven nuestros pueblos hay que dar prioridad, no a las informaciones sensacionalistas, o comerciales, sino a las que beneficien a la sociedad.
Descontaminar de intereses y ambiciones cuanta información recibimos, de políticos y de todas las posibles fuentes, es misión del periodista en los tiempos actuales. ¿Lo cumplimos?