Los empresarios pueden estar más o menos satisfechos con la opinión del Gobierno en cuanto a la aplicación de nuevos impuestos o incremento de los ya existentes y hasta destacadas personalidades del país parecen apoyar tales propuestas; pero, como plantea Participación Ciudadana (PC), será muy difícil convencer a la población.
Es que, como siempre, la soga se quiebra por la parte más débil y, en el decir de PC, “hasta ahora no se ha visto qué beneficios han aportado al país (…) la realización de múltiples reformas tributarias, todas con la intención de elevar las recaudaciones fiscales (…) pues los nuevos recursos se diluyen en el uso irracional, la corrupción y el clientelismo”.
Mejor no mencionar los excesivos gastos de una campaña que permanece perdurable, infinita y desgastadora y no es sólo el movimiento cívico quien denuncia la manera en que funcionarios públicos se enriquecen tras la multitud de promesas con que amparan su nueva forma de vida a niveles invaluables, sin que los cumplimientos aparezcan.
Para monseñor Agripino Núñez Collado, en su papel de coordinador del Diálogo Nacional, es necesario que el presidente Leonel Fernández incluya a los sectores pobres de la sociedad en todo este tema sobre la indexación del impuesto a los combustibles.
Tal vez hubiese sido más recomendable saber, antes que todo, qué pensaban y opinaban esas familias que se verían muy afectadas por la modificación de la Ley 112 de hidrocarburos, con la consecuente elevación del precio de los carburantes, ya sea para los que como choferes buscan el pan de cada día, o para quienes dependen del transporte público.
En general, se conoce de sobra quiénes son los que más sufren las medidas de carácter impositivo que se adecuan en el país. Pero, aquella vieja frases de Confucio parece escrita y reflexionada para estos días: "Arréglese al estado como se conduce a la familia, con autoridad, competencia y buen ejemplo." En los tiempos actuales, hay que comenzar desde lo individual, a ver si lo general mejora, algún día…
