Los pueblos que han sufrido las consecuencias de regimenes dictatoriales y carniceros sienten gran pesar por la chicana jurídica desatada en España contra el juez Baltasar Garzón, magistrado que ha querido imponer el poder
Real de la justicia, basado en la búsqueda en el sentido más amplio posible de los postulados de equidad y descubrimiento de la verdad histórica.
Al hecho de iniciar indagatorias sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos bajo la dictadura de Francisco Franco durante varias décadas, los ultraderechistas han respondido con la suspensión de este juez de la Audiencia Nacional Española. Se alega que la ley de amnistía del año 1977 barrio con las posibles culpabilidades en materia de hechos acaecidos en el franquismo, pero ocurre que esas acciones criminales no pueden estar al margen de las normas del derecho penal internacional que establece la no prescripción de los crímenes de lesa humanidad y genocidio, tal y como aconteció en España durante las cacerías de comunistas y patriotas desatadas por el régimen oprobioso que capitaneaba Franco.
La extrema derecho española se ha decidido por no permitir que las barbaridades de su mentor y guía sean sancionadas, aun sin la presencia del responsable directo de esos crímenes. Piensan que un juicio contra los crímenes franquistas puede constituirse en un mensaje contra los que continúan cometiendo acciones contrarias a la convivencia civilizada, es decir, que aquellos que siguen provocando decenas o cientos de miles de muertes, ya por las guerras comerciales, ya por experimentos, ya por que en su afán de riquezas no les importan el incremento del hambre y la miseria, o por cualquier otra forma de obstaculizar el disfrute de las riquezas mediante el establecimiento de una distribución equitativa.
Los jueces que integran el Tribunal Supremo de España son el producto de esas santas alianzas clasistas que se producen en estas sociedades, igual que ocurre en países como el nuestro, mismo donde los magistrados surgen como consecuencia de lazos o vínculos políticos y económicos y cuya independencia esta comprometida con los sectores que mantienen este estado de desesperanza y corrupción.
La decisión del Consejo General del Poder Judicial de España es la respuesta de este organismo regulador contra una juez que se atrevió a desafiar el poder de la derecha internacional en la persona del dictador Augusto Pinochet , gran discípulo de Franco al igual que los gorilas que masacraron en Argentina en la década del 1970, esa derecha ha tenido en el juez que instruyo el proceso contra Garzón a un aliado y pana para vengar lo que ellos consideran un atrevimiento contra sus acciones criminales.
La solidaridad a favor del juez Garzón debe hacerse, independientemente de que no se compartan todas sus actuaciones, pero si por los elementos comunes de lucha contra los crímenes de lesa humanidad y los genocidios que este magistrado pretende se aclaren y porque además, esas acciones del pasado tienen sus parecidos en la actualidad, aunque el poder mediático tienda a impedir que los ciudadanos podamos verlos con mayor claridad. Las muertes en Irak, Afganistán y en otras naciones así lo confirman.
En definitiva el juicio contra el magistrado Garzón no se circunscribe a este personaje español, sino que el mismo va dirigido contra todos los ciudadanos del mundo que luchan por un régimen de justicia y contra la impunidad. En las acciones de este juez español deberíamos vernos los que creemos necesario el abrir investigaciones y juicios contra los crímenes del régimen trujillista, contra las acciones criminales del régimen de los 12 años del Dr. Balaguer y hasta contra la matanza de los días 23, 24, y 25 de abril del año 1984 del gobierno del Dr. Jorge Blanco. Algunos dirán que se trata de una exageración de nuestra parte, pero no lo es, pues creemos en el principio duartista, según el cual, el crimen no prescribe nunca ni queda jamás impune.
La trama puesta en practica en España contra el juez Garzón debe servir como una gran lección en favor de la justicia, en tanto ella expresa el afán de la derecha española y mundial de no permitir que sus crímenes sean esclarecidos y sancionados y en caso de que estos se salgan con la suya, se estaría enviando un mensaje bastante negativo, rechacemos los intentos de los sectores ultra conservadores de lograr la impunidad , pues de no ser detenidos en su intento seguiremos viendo las masacres, genocidios y otras formas de exterminios en las diversas vertientes en las cuales los dominadores del mundo saben ejecutarlas.