Washington.- Ejecutivos petroleros enfrentarán el miércoles un segundo día de preguntas en el Congreso de Estados Unidos sobre una mortal ruptura en un pozo que causó un enorme derrame de crudo y la amenaza con un desastre ambiental en el Golfo de México.
BP Plc, Transocean Ltd y Halliburton Co están bajo escrutinio por sus participaciones en lo que podría ser el peor derrame de crudo en la historia de Estados Unidos.
Mientras tanto, una desesperada carrera contra el tiempo busca contener la catástrofe, con BP preparando una potencial solución submarina y efectivos militares apresurándose por limitar el daño a la costa, a la que ya empezó a llegar el crudo expulsado por el pozo dañado.
La caída de las acciones de BP ha reducido el valor de la compañía en más de 30.000 millones de dólares, excediendo por mucho las peores estimaciones del costo del derrame y reflejando la incertidumbre sobre cuál será el resultado de la catástrofe, con una situación variable y sin precedentes.
Con el pozo todavía vertiendo unos 5.000 barriles (795.000 litros) de petróleo al día en las aguas del golfo, el miércoles parece encaminado a ser otro día difícil para la industria petrolera y su dañada reputación.
Las audiencias fijadas en la Cámara de Representantes ante una serie de paneles en las próximas semanas podrían generar nueva legislación sobre perforación petrolera en alta mar, un tema que se ha impuesto en la saturada agenda doméstica del presidente Barack Obama.
Si las audiencias del martes sirven como referencia, la sesión del miércoles será severa con los ejecutivos.
En audiencias ante dos comisiones del Senado, los legisladores acusaron a ejecutivos de BP America Inc, Transocean y Halliburton de tratar de inculparse entre ellos, y los sometieron a un duro interrogatorio sobre seguridad y el sellado del pozo.
El senador demócrata Ron Wyden interrumpió en un momento al presidente de la filial estadounidense de BP y dijo que "la cultura de esta compañía ha sido un accidente detrás de otro".
También el miércoles, activistas de Seize BP planean manifestarse en las oficinas de la empresa y otros lugares del país para exigir al Gobierno que congele los activos de la firma para garantizar el pago de la limpieza y la indemnización de los afectados por el derrame.
Once trabajadores murieron el 20 de abril en la explosión que hundió a la plataforma ubicada sobre el pozo dañado. La pesca y el turismo, junto con la vida salvaje del área, están amenazadas por el creciente fiasco que el próximo mes podría superar el desastre del Exxon Valdez ocurrido en Alaska en 1989.
Llegando a la costa en tres partes
La portavoz de BP Daren Beaudo, quién llevó a periodistas en una embarcación a visitar la zona del desastre, dijo que el crudo había llegado a la costa en tres lugares: la isla Dauphin (Alabama), las islas Chandeleur (Luisiana), y el área de South Pass-Port Eads en un remota extensión de tierra firme en Luisiana.
El gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, instó el martes a la Guardia Nacional a intensificar los esfuerzos por reforzar la costa estatal, asolada por tormentas, como una protección contra la mancha.
Washington también está preocupado sobre si se han provisto suficientes barreras flotantes protectoras para defender adecuadamente la costa del golfo, dijo el martes la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano.
BP intentará cubrir la fuga de crudo con una cúpula más pequeña que la de 98 toneladas que trató de instalar sin éxito el fin de semana. El nuevo aparejo se colocaría sobre la fuga el jueves.
El secretario del Interior de Estados Unidos, Ken Salazar, y el secretario de Energía, Steven Chu, tenían previsto reunirse con científicos e ingenieros de la industria y el Gobierno federal en el Centro de Mando de BP en Houston para discutir formas de contener el desastre.