La campaña electoral

La actual campana electoral tiene algunos elementos que merecen ser destacados pues apuntan a que se han superado lastres importantes del pasado político dominicano. Aunque también existen algunos puntos no tan luminosos.

El proceso electoral para elegir a las autoridades congresionales y municipales del 2010 al 2016 se ha caracterizado por mostrar una forma de hacer política que en muchos aspectos debe ser valorada, pero en otros debe servir de reflexión porque degradan la política.

Uno de los elementos que resalta en este proceso es la forma responsable, justa, equilibrada y comedida con que se ha estado manejando la Junta Central Electoral. El tribunal electoral ha tomado una serie de determinaciones que en otros momentos históricos era imposible pensarlo.

La decisión de obligar a los funcionarios públicos que son candidatos a tomar las licencias que establece la ley y la prohibición del uso de los planes sociales del gobierno en actividades proselitistas, son señales claras de que el tribunal comicial ha sabido jugar su papel sin temor a nada.

Tradicionalmente las juntas electorales no se atrevían a tomar ninguna decisión que afectara mínimamente al partido de gobierno pues eso podría crear crisis políticas de envergadura, pero en los actuales momentos los jueces electorales han sabido equilibrar sus decisiones y le han hecho comprender a todos los partidos que lo más conveniente es que las cosas se hagan con orden y respeto. Y el partido de gobierno ha sabido respetar eso.

Otro elemento que se destaca en esta campana es que hasta el momento no ha habido ningún incidente importante que haya dejado muertos o heridos. Los dos partidos mayoritarios, el PLD y el PRD, han sabido desarrollar sus jornadas de proselitismo con cuidado y coordinación para evitar que las pasiones se desborden y que puedan tener consecuencias imprevisibles. Y aunque hay alrededor de 20 mil candidatos para los más de 4 mil puestos que se disputan, un elemento que resalta en esta campana es que los líderes principales de los partidos han estado al frente asumiendo la promoción de sus candidatos respectivos.

En el caso del PLD se destaca el hecho de que tanto el presidente Fernández como Danilo Medina, los dos principales líderes de esa organización, han estado al frente de casi todas las movilizaciones importantes y han sido base de sustentación de la campana peledeísta.

En el caso del PRD, el ingeniero Miguel Vargas, el ingeniero Hipólito Mejía y el licenciado Luis Abinader, las tres principales figuras políticas de esa organización, han estado promocionando en todo el territorio nacional a los candidatos de esa entidad. Ese fenómeno muestra que de alguna manera los resultados de este proceso del 2010 van a tener una incidencia directa para el proceso electoral del 2012, donde estará en juego el próximo presidente de la república.

Ahora bien, uno de los aspectos negativos que permea el actual proceso electoral es la encarnizada lucha que se da entre los aspirantes a senadores, diputados, síndicos y regidores pero no en base a propuestas programáticas o a criterios ideológicos, sino en base a un populismo aberrante y desfasado, a la entrega de mucho dinero en los barrios y pueblos y a una degradación del ejercicio político que realmente avergüenza.

Aunque existen muchos buenos candidatos con ofertas políticas de gran significación, los electores lo que ven es una lucha irracional para ver quien exhibe más publicidad hueca, quien es capaz de entregar más ayuda económica a los electores y quien tiene las agallas para empeñar su cargo si es necesario.

Euri Cabral
Es Comunicador y Economista
eurizina@hotmail.com

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