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Cuatreros haitianos ordeñan vacas y las violan

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Santiago.- Ganaderos de la La Línea Noroeste y la zona fronteriza domínico-haitiana, denunciaron que bandas de haitianos y dominicanos se está dando a la tarea de ingresar a los corrales en horas de la noche y la madrugada para ordeñar las vaces y que muchas veces terminan violandolas.

El pequeño ganadero Juan Peralta de la provincia de Santiago Rodríguez dijo que tene 13 reses, seis de ellas paridas, pero que el lunes cuando acudió al corral a las 5.30 AM como tradicionalmente lo hace para ordeñarlas, se llevó la sorpresa de ya que habían sido ordeñadas por cuatreros.

Indicó que pudo observar que al menos tres de las diez vacas que tenía trancadas en el corral, incluida una de las paridas fueron abusadas sexualmente por los fascinerosos.

Subrayó que ha recibido informaciones de otros ganaderos del noroeste de que haitianos cruzan a territorio dominicano en horas d ela noche y la madrugada y que en contubernio con dominicanos ordeñan las vacas y luego se llevan la leche hacia Haití, donde ese producto es un lujo.

"Pero no sólo vienen a ordeñar las vacas, sino también a vivir con ellas, es grave lo que está pasando en esta parte", dijo.

Otros criadores de reses han denunciado que los cuatreros haitianos y dominicanos también roban herramientas que tienen en sus corrales y fincas ganaderas, como bombas de agua, plantas eléctricas, picadoras de hierba, cubos y otras.

LLORA COMO UN NIÑO
El alcalde pedáneo de la comunidad de Corral Grande en Dajabón, Lino Peralta lloró hoy como un niño cuando al levantrarse de su cama y dirigirse a su corral sólo encontró las materias fecales que éstas habían evacuado antes de ser robadas.

La autoridad rural dijo que ese era su medio de vida, porque entre las vacas habían cinco paridas y dos preñadas.

Sostuvo que la mayor parte de la leche la vendía para comprar el arroz, la leche y la carne que le servía para preparar la comida del medio día, se quedaba con una botella y media para el consumo familiar y las otras las intercambiaba en un negocio por pan y a veces víveres para desayunar y cenar.

Sostuvo que los rastros que dejaron las vacas indican que fueron llevadas a Juana Méndez, Haití y se lamentó con amargura y tristeza de que en lo adelante pasará hambre junto a su esposa e hijos, porque era el único medio de subsistencia que tenía.

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