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Pura hipocresía

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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Siempre definí como un ejercicio de hipocresía la condena del Partido Revolucionario al uso de los fondos sociales que el Senado entrega a las 32 oficinas senatoriales abiertas en igual número de provincias y en el Distrito Nacional, para pequeñas obras comunitarias, auxilio a actividades deportivas, pago del personal y ayudas de salud, alimentación, educación o funerarias.

Esos fondos no se los inventó el actual presidente del Senado, doctor Reinaldo Pared Pérez, lo crearon los mismos que los critican, pero se manejaban a la discreción del presidente del Senado. Con esos fondos, los senadores perredeístas que encabezaron el hemiciclo, premiaban a los senadores que necesitaban para su reelección en la presidencia del Senado y costeaban sus campañas.

A pesar de que el fondo debía abarcar a todos los senadores, los agraciados eran los del entorno del presidente de turno, que los empleaban sin tener que rendir informe, mientras los opositores o los que siendo del mismo partido tenían diferencias, no veían a Linda.

Pero además, cada senador tenía un reguero de ONG (supuestas), que casi todas eran instrumentos de asalto al erario.

Todas esas entidades fueron excluidas del presupuesto del Estado y a los fondos sociales se los sacó de la gaveta del presidente del Senado y se les destinó un uso equitativo, indiscriminatorio y transparente.

Primero se asignó un monto común a cada senador, y los de las provincias más habitadas reciben mayor proporción, pero tan insuficientes resultan los de unas como los de las otras, para todos los compromisos que tienen encima los legisladores.

A cada senador se le ha exigido un informe pormenorizado y el que no lo presenta no recibe la próxima asignación.

Me puede desmentir el senador Mario Torres, del PRD, si en entrevistas de televisión no se refirió en términos elogiosos al manejo correcto que el nuevo presidente del Senado da a esos fondos, y si no me dijo que con esa metodología, él tenía mejor trato que con la de sus compañeros.

Un senador no tiene que pedir cita ni jurarle lealtad al presidente del Senado para recibir su asignación.

El PLD ordenó a sus legisladores abstenerse de hacer uso de esos fondos en los últimos dos meses de campaña, para ahorrarse los cuestionamientos de una sociedad civil que no entiende que, cuando las necesidades aprietan, los electores acuden a sus legisladores por ayudas que éstos no pueden negarles.

Pero mientras los peledeístas se les han ingeniado para no transgredir la decisión de su organización, los del partido que tiene como tema de campaña la condena al barrilito, han hecho lo de siempre, retirar sus fondos y usarlos, lo que demuestra que en la práctica tienen una posición muy distinta a la que su partido pregona.

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