Las naciones y pueblos que constituyen el mundo actual han tenido que irse adaptando a las guerras continuas, ora de baja intensidad, como la ejecutada en Centroamérica hace varias décadas; ora de alta intensidad como las desarrolladas entre soviéticos y afganos a mediados de la década del 70; entre Irak e Irán en los años 80, la de Irak con Estados Unidos desde 2003 y la afgana y occidentales desde el año 2001.
El 25 de febrero del 2010, el soldado norteamericano Bowe Robert Bergdahl, actuando como prisionero de guerra de los nacionalistas que resisten la invasión de la OTAN al territorio de Afganistán, manifestó que la guerra se le esta escapando, aunque no dice a quien se sobreentiende que se refiere a los invasores.
El soldado estadounidense se puede decir que actúa en dentro de una situación de presión y temor a las reacciones de sus captores, esto es cierto, pero nadie duda de que los patriotas que combaten a los invasores occidentales, al margen de sus actitudes de atraso religioso y en cierta medida de rechazo a los extranjeros; estos combatientes han logrado avanzar en su estrategia de guerra de liberación de su territorio del dominio imperial y de la complicidad de sus compatriotas o lacayos al servicio de los dominadores.
Cuando titulamos la otra guerra, nos estamos refiriendo a que la Guerra en Afganistán guarda relación con la guerra desarrollada desde el año 2003 en Irak y que fue perdida por las tropas norteamericanas y de otras naciones que desempeñaron el papel de siameses, en tan negativo y caro acontecimiento contra un pueblo que no pidió tropas, además de que no significaba ningún peligro para las naciones occidentales.
La información dada en el sentido de que la guerra se está escapando hace recordar la historia de ese pueblo, mismo que combatió a los soviéticos, los cuales estaban en mejores condiciones ambientales para sofocar de forma definitiva a los afganos, en tanto esos invasores poseían mayores conocimientos sobre el escenario de guerra y sobre el enemigo a enfrentar.
Los soviéticos tuvieron que aceptar la derrota y retirarse del territorio invadido. Podría decirse que ahora la guerra cuenta con un mayor apoyo, pues son varios los países involucrados, pero ocurre, que no obstante la cantidad, el frente de batalla siempre habrá que verlo como uno sólo, independientemente de la cantidad de países actuantes.
Parece que la acción de repliegue táctico manejada por los denominados talibanes en el periodo inmediata a la invasión le ha permitido recuperar fuerzas y ahora se observa que la guerra de liberación no se limita a las zonas de influencia de estos, sino que han llevado las acciones militares al centro de Bagdad y si se quiere al corazón o centro de mando de los invasores.
El posible Escape o descontrol a que hace referencia el joven soldado Bowe Robert Bergdahl viene a sumarse no sólo a los golpes dados por los combatientes afgnos de los últimos meses; sino también al descrédito del gobierno títere, mismo que fue obligado por los ocupantes a celebrar una segunda vuelta electoral frente a un fraude contra sus propias colegas o cómplices de la dominación de su patria.
Más aun, el Escape de referencia se produce cuando las tropas invasoras desarrollan bombardeos contra objetivos civiles que han causado cientos de muertos, en su mayoría niños y personas indefensos; cuestión no solo denunciado por los enemigos de la ocupación; sino aceptada con supuestas excusas por los invasores.
Mientras el soldado estadounidense alerta contra la derrota definitiva, el Presidente de Estados Unidos insiste en reforzar las tropas de ocupación enviando miles de soldados, como si se tratara de un juego de robots y no de seres humanos con grandes deseos de vivir, pero lo que importa para los norteamericanos y los cómplices de esta aventura, es cuantas ganancias dejará la guerra a los dueños de la industria militar y en que medida deben dominar esa zona del opio y otros bienes materiales que contribuirá, tanto a eliminar cerebros, como a producir beneficios al gran capital mundial.
El rechazo a estas guerras de rapiñas debe hacerse al margen de que la propaganda mediática llegue a entender que la defensa de la soberanía de los pueblos agredidos no tiene sentido y que aquellos que rechazamos las invasiones coincidimos con los terroristas. Basta recordar que para los ocupantes, todo combatiente contra ellos es anarquista, terrorista, gavillero, bandido, criminal o cualquier otro epíteto puesto con el fin de desacreditar y debilitar su lucha liberadora.
Los dominicanos, latinoamericanos, caribeños y otros pueblos no tenemos razones para ceder al chantaje, nos han caracterizado como bandidos cuando hemos tenido que enfrentar a los invasores, el ultimo ejemplo no solo lo constituyen los afganos e iraquíes, también lo sufren los somalíes, estos últimos han sido acusados de piratas por enfrentar el uso de sus mares para la pesca de las naciones europeas.
Los que amamos la paz y el progreso mundial debemos celebrar el hecho de que la guerra se le esté escapando a los invasores, pues una derrota de la arrogancia occidental, los puede llevar a reflexionar talvez tienden a respetar la Autodeterminación de las Naciones y así no sigan intentando imponerse como los policías del mundo.
Para entender mejor el porque del Escape de la Guerra en Afganistán basta con leer las expresiones de los norteamericanos en la valoración de la misma, según el diario español El Pais de ayer, en donde se dice “….La valoración que los mandos norteamericanos hacen de los acontecimientos de las últimas semanas en Afganistán es la de que la guerra ha entrado definitivamente en una dinámica favorable: las fuerzas de la OTAN han retomado la iniciativa, la ofensiva de Marjah ha sido un éxito, la ciudad, que antes era un bastión talibán, se considera ahora plenamente bajo control del Gobierno de Kabul y los talibanes están a la defensiva en todo el sureste del país.
Las perspectivas son tan optimistas que el Pentágono ha admitido la posibilidad de que el comienzo de la retirada de tropas se adelante algo sobre la fecha prevista, julio de 2011.
Antes de eso, según los responsables militares, es necesario consolidar los progresos alcanzados y continuar el avance. "Estamos en un área que una vez más va a ser muy importante en la fase decisiva de esta guerra. Una vez más ustedes serán la punta de lanza", dijo esta semana Gates a una unidad de marines estacionada en la región de Kandahar, que da nombre a su capital y la segunda mayor ciudad del país.
Kandahar es una ciudad de cerca de un millón de habitantes considerada el mayor símbolo religioso y centro comercial de los pastunes, la etnia a la que pertenecen la mayoría de los talibanes. Actualmente está bajo control de las fuerzas rebeldes. Su caída en manos de la OTAN significaría un golpe quizá decisivo para el curso de la guerra.
Estados Unidos no va a intentar, sin embargo, un asalto inmediato ni es seguro que lo vaya a hacer más tarde. De momento, el plan norteamericano es concentrar en sus alrededores al grueso de los 30.000 soldados que deben de llegar a Afganistán en las próximas semanas. Sólo 6.000 de ellos están ya sobre el terreno, de los cuales 2.500 fueron los marines que iniciaron el ataque a Marjah hace poco más de un mes.
La estrategia para la segunda fase de esa ofensiva será diferente. "No habrá un día D", ha advertido el general McChrystal, "habrá una escalada progresiva de medidas de seguridad". De hecho, ya se está produciendo. Gates visitó a tropas que son parte de esa escalada. El propósito es crear tal concentración de tropas en torno a Kandahar que haga evidente la situación desesperada de los talibanes y la capacidad militar de la OTAN de entrar en la meca espiritual de los pastunes.
Al mismo tiempo, según los planes que Gates discutió con Hamid Karzai, el presidente afgano intentará hacer progresos en su propuesta de reconciliación nacional. El Gobierno de Kabul confirmó esta semana que a finales de abril o primeros de mayo se celebrará una conferencia de paz (lo que en el lenguaje de la zona se conoce como jirga) en la que participarán líderes de diferentes tribus y autoridades locales, algunos de ellos enfrentados a Karzai.
El propósito del presidente es que también acudan a ella representantes de los talibanes, o al menos de los sectores que están dispuestos a poner fin a la guerra.