Una prueba muy común, pero poco fiable e innecesaria

MADRID.- Seguramente se cuentan con los dedos de una mano los pacientes aquejados de dolencias de espalda que no se han ‘pasado’ por la resonancia magnética (RM). Pues ellos son los verdaderos afortunados.

Un estudio realizado por un equipo de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE) y financiado por la Fundación Kovacs acaba de poner de manifiesto que la RM lumbar sólo debe realizarse en casos excepcionales.

Esta conclusión, a ‘contracorriente’ de lo que actualmente se está realizando en la práctica clínica diaria, es una invitación clara "a que radiólogos y clínicos que prescriben esta prueba restrinjan su uso a los casos en los que sus resultados son verdaderamente fiables. Es un error común creer que la RM permite ‘verlo todo’ y diagnosticar con precisión la causa del dolor", ha recordado Francisco Kovasc, director de REIDE y coautor del estudio, durante la presentación de sus resultados en Madrid.

Por este motivo, "los pacientes deben saber que sólo se tienen que realizar en casos concretos y excepcionales; y que si su médico no se la prescribe cuando no está indicada no le está tratando mal sino que probablemente le está evitando preocupaciones innecesarias, diagnósticos inapropiados y tratamientos contraproducentes", añade este experto.

Pese a ello, las dolencias de la espalda son uno de los principales motivos por los que se realizan RM en nuestro país, donde cada año se llevan a cabo de 360.000 a 948.420 RM lumbares. "Sin embargo, de uno a dos tercios de estas pruebas son innecesarias", apunta Estanislao Arana, del Servicio de Radiología del Hospital Quirón de Valencia y director de la investigación.

Publicada en la revista ‘Radiology’, se ha llevado a cabo para "determinar la fiabilidad de las imágenes obtenidas mediante RM cerrada. Para ello escogimos al azar a 53 pacientes con lumbalgia de hospitales de Valencia y Mallorca a los que se les solicitó una RM. Cinco radiólogos analizaron las imágenes. Quince días después se les pidió una nueva interpretación de las mismas pruebas", aclara Javier Zamora, de la Unidad de Bioestadística Clínica del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

Así, los investigadores pudieron comprobar el grado de coincidencia de las interpretaciones de los radiólogos sobre las imágenes y la que un mismo radiólogo había realizado de la misma prueba en dos momentos diferentes.

Al parecer, el grado de concordancia entre estos expertos sólo es moderada, "por lo que las imágenes observadas en una resonancia magnética no pueden considerarse un factor determinante para el diagnóstico ni para pronosticar la evolución del paciente o decidir si debe ser intervenido", insiste este experto.

Kovacs apunta que "los radiólogos del trabajo tenían 10 años de experiencia y sabían que estaban participando en un ensayo, por lo que es previsible que la fiabilidad en condiciones de práctica clínica sea menor. Con esto no estoy diciendo ni mucho menos que sean malos profesionales, todo lo contrario. Afortunadamente, contamos con excelentes radiólogos. Lo que hay que recordar es que los datos de nuestro trabajo reproducen los obtenidos por investigadores estadounidenses".

Por tanto, la prueba "sólo debería solicitarse cuando los síntomas del paciente y la exploración física sugieran que el dolor de espalda obedece a causas tumorales, infecciosas o neurológicas. Y en los casos en los que ya se ha decidido operar, para planificar la intervención", insiste el director del REIDE.

Tanto él como Juan José Rodríguez Sendín, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España, han defendido que "toda prueba o tratamiento, en definitiva, toda práctica médica, tiene sus riesgos. Por eso, cuando son innecesarias, además de generar gasto y recursos, se expone al paciente".

De hecho, la solicitud innecesaria de la RM lumbar, además de generar una preocupación en el paciente, aumenta en un 400% el riesgo de pasar por quirófano, esté o no indicado.

El doctor Kovacs recuerda además "que se debe realizar formación continuada a los clínicos para que no prescriban esta prueba de forma innecesaria además de realizar programas de seguimiento para valorar la buena praxis de los médicos y premiarlos en el caso de que así sea".

Es necesario también "que los facultativos aprendan a decir que no a sus pacientes cuando reclaman pruebas que no necesitan o no les van a servir. El problema es que no están entrenados en la negación y no tienen ni siquiera tiempo para explicar a sus enfermos los motivos de sus decisiones", agrega Rodríguez Sendín.

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