La doctora Amparo Chantada entiende que en República Dominicana existen sectores con mucha envidia, poca generosidad y que no piensan en el país, si no en sus intereses propios. “Eso perjudica la nación y su producción intelectual”.
A continuación la primera parte de la entrevista con Amparo Chantada (AC) hecha por el periodista Amaurys Florenzán (AF):
AF: ¿Cómo llega a la República Dominicana?
AC: Vine para quedarme en 1982, antes había venido en 1978, dos meses y en 1980, dos meses más. Llegué a Dominicana después de conocer un dominicano en París, nos casamos, tuvimos una hija, reiniciamos los estudios, terminamos el doctorado Phd y nos establecimos en la capital.
AF: ¿Qué tiempo tiene viviendo en el país?
AC: Tengo alrededor de 27 años residiendo en Santo Domingo. Vine desde Francia con mi familia, compuesta por Olivier, mi hijo y Ninon, mi hija.
Mi esposo y yo comenzamos a buscar trabajo. Concursamos en la UASD. Concursé en la asignatura de geografía de la Facultad de Ciencias, impugné como 15 veces los resultados del concurso, porque no me dejaban entrar. Por fin entre en el 2008.
Soy una persona muy exigente conmigo misma, soy muy trabajadora, no quiero decir que soy una monja, pero cuando trabajo lo hago duro y rápido, quiero que la gente que me rodea sea igual que yo.
En los proyectos que trabaje, por ejemplo, el Plan Decenal de Educación 1993–1997, en el componente de participación comunitaria me destaqué por la labor, fue un éxito del equipo entero que era compuesto por más de 110 personas.
AF: ¿Por qué no la dejaban entrar a la UASD?
No me dejaban entrar en la UASD, ni a Manuel Matos Moquete, mi ex esposo; porque en el país existen sectores con mucha envidia, poca generosidad, no piensan en el país, si no en sus intereses propios. Muchos otros profesionales se frustraron por no encontrar oportunidades en el país.
Esa actitud, que es producto de la situación del mercado laboral, perjudica a la República Dominicana y su producción intelectual.
A mi ex esposo Manuel Matos Moquete, en ese momento concursó en la Escuela de Letras, de la Facultad de Humanidades, tampoco lo dejaban entrar. Permaneció dos años luchando, pasando exámenes sin poder entrar a dar clases en la UASD, cuando entró, lo pusieron a viajar a Santiago Rodríguez, Mao, Nagua… desperdiciando su formación.
Yo entré a la Escuela de Arquitectura como profesora de Urbanismo y entonces mi ex esposo entró como catedrático en INTEC. A partir de ahí, cada uno trazo su camino, en sus respectivas formaciones universitarias, él en Letras, yo en Urbanismo, en geografía y medio ambiente.
Después inicié la lucha ambiental con Oviedo y el lodo cloacal y gracias a buenos amigos empecé a colaborar en la prensa nacional, en el periódico El Sol, escribiendo sobre mi especialidad, para dar a conocer el país, la importancia de la geografía.
Escribía acerca del espacio, la planificación territorial, denuncié a la UASD, porque no me dejaba entrar en la Escuela de Geografía. Hice entender que era militante, toda mi familia y empecé a defender el país contra proyectos de desarrollo no adecuados para el país. Defendí los pobres contra los desalojos, al punto que el ex presidente Balaguer me quiso deportar, con el padre Jorge Cela en 1989.
Desde temprana edad, mi persona, mis estudios científicos, me hicieron tener una inclinación muy fuerte hacia los movimientos sociales, entonces tengo una interpretación de los hechos y de la vida que me ubica dentro del marxismo.
AF: ¿Cómo nace en usted la lucha ambiental en el país?
La lucha ambiental para el dominicano no es política, la gente todavía no ha entendido que denuncio lo relacionado con el modelo de desarrollo de la sociedad. Ningún partido político ha entendido todavía el provecho que podría sacar defendiendo buenos proyectos y condenando los malos, lo que hice desde el inicio de mi lucha ambiental es dar las explicaciones científicas del porque hay que condenar tal o tal proyecto e inmediatamente empoderar a las poblaciones para que entiendan el problema y se defiendan. El movimiento ambiental en este país era muy romántico (1970-1980) era conservacionista sobre todo, ahora se percibe la evolución hacia la condena del modelo de desarrollo económico y social, ya mucha gente ha entendido que lo que es ambiental es político y la política es la que crea los efectos y los impactos ambientales.
AF: ¿Amparo, esa fortaleza de dónde viene?
AC: La fortaleza nace de mi formación que es única, en la Sorbona de Paris, donde puedes escoger tus profesores, fue integral, es decir, que de arriba abajo, soy geógrafa, planificadora territorial, yo no soy mitad geógrafa, ni mitad socióloga, ni mitad periodista y ni mitad abogada, yo tengo una formación completa e integral de geografía, planificación urbana y territorial y entonces, eso me da una verdadera formación y esa seguridad del conocimiento que tengo me permite contribuir a cambiar la cosas que andan mal.
Mi conocimiento científico hace que actúe sin temor, soy muy franca y directa y como dicen los dominicanos yo no tengo cola que pisar ni pelo en la lengua.
AF: ¿Cuál ha sido el resultado de sus publicaciones?
AC: La prensa me ha ayudado mucho a difundir estos conocimientos, porque tuve la suerte de tener muy buenos amigos desde que llegué al país, como el señor Virgilio Alcántara, don Cuchito Álvarez, director del periódico Hoy; la periodista Minerva Isa, Radhamés Gómez Pepín. A Don Cuchito le gustaban las personas como yo, que soy franca, y que tengo una sola cara y él me apoyó siempre y tengo 25 años escribiendo en el periódico Hoy.
Desarrollé una línea que nadie la tiene en este país, que es escribir acerca de los conflictos urbanísticos, medio ambiente y toda temática que rodea esas problemáticas, como son los estudios de impacto ambiental, la geografía, la ciudad etc.
Incluso, don Cuchito Álvarez quería que yo escribiera artículos personales y yo le dije que no, que no quería ser literata, yo siempre quise ser analista y ensayista, pero cuando le he hablado de mi familia, de mi papá, de mis amigos, de mis experiencias, a Don Cuchito le gustó mucho. Sobretodo de mi niñez, de Argelia, de la vida de refugiados de mis padres.
AF: ¿Cómo la han tratado sus colegas de la prensa dominicana?
AC: No me puedo quejar de la prensa, me han ayudado, me han permitido difundir un nuevo paradigma de cómo ver la protección del medio ambiente y como defender la clase humilde.
Siento un gran apoyo de los periodistas dominicanos que ven la vida y la preservación del medio ambiente como uno de los puntos más importantes en este bello país, y que han respetado que yo sea militante de izquierda
AF: ¿De dónde saca tanta fortaleza para enfrentar los sectores poderosos de nuestro país?
AC: Mi fortaleza, si es tal, es porque estoy convencida de la veracidad de mis conceptos, de la justeza de mi posición, de que lo que digo es para la defensa de la mayoría, que son los pobres de la Republica Dominicana.
Porque ayudo a los más necesitados, lo que no tienen acceso a la defensoría y eso me da la fortaleza, porque ellos cuentan conmigo y yo cuento con ellos.
AF: ¿Cómo nace el activismo social y la sensibilidad en usted?
AC: Mis padres se fueron de España en 1939, siendo militantes de izquierda, en Argelia mis padres organizaron muchos españoles en la izquierda, mi madre viene de una tradición de lucha, nació en Asturias, hija de minero. En cuanto a mi padre, ingresó al Partido Comunita Español (PCE) en 1937. Siguieron en Francia, mi padre es fundador de las Comisiones Obreras en Aubervilliers, un suburbio de Paris, yo inicie mi militancia, con la juventud, desde mis quince años.
Mi papá pertenecía a la Marina de la España Republicana y del puerto de Cartagena, desertó con toda la Marina hacia Bizerta, el mayor puerto de la Marina de Guerra francesa, en Tunis, donde los franceses lo hicieron preso. Después fue condenado a 15 años de trabajos forzados, pero los americanos lo liberaron en 1943, cuando desembarcaron en Oran (mi ciudad natal). Después mi padre se entregó toda la vida a la militancia de izquierda en el PCE hasta su muerte.
Me crié en un ambiente donde todos teníamos que compartir con los demás, los que teníamos para sobrevivir, desde las ropas, la comida, todo era compartido.
Yo me crié en ese ambiente, mi padre fue responsable político toda su vida, y yo vivía en la protesta, en las reuniones, acompañaba a mi papá en todas las jornadas de lucha.
Luego, naturalmente, comencé a estudiar marxismo, yo participé en la Universidad Obrera del Partido Comunista Francés, en la noche estudiando filosofía marxista y economía política, desde ahí es que nace mi militancia en los movimientos sociales y mi sensibilidad con los demás.
Ser militante de partidos de izquierda es poner en práctica todo lo aprendido durante mi niñez y la juventud.
En un momento determinado necesité otra cosa, entré a trabajar en diferentes proyectos de ayuda a los militantes clandestinos para que regresaran a sus países a ver a sus familias, ya que era difícil la vida para los exiliados. (Francia Tierra de Asilo) afiliada a Amnistía Internacional.
Ayudaba a falsificar documentos para los exiliados y que pudieran volver a sus tierras con otra identificación, y esa militancia me llevó a recibir a mi ex marido Manuel Matos Moquete, quien fue deportado durante los 12 años de Balaguer, yo lo conocí en Francia, nos enamoramos y comenzamos a trabajar juntos para volver al país.
Esa sensibilidad que tengo proviene del hogar donde viví, la solidaridad de mis padres con los camaradas que eran perseguidos por la tiranía de Franco.
AF: ¿Cómo llega a ser parte del Foro Social Alternativo?
AC: De una manera muy extraña, porque tengo muchos años denunciado cosas. Fidel Santana, del Frente Amplio de Lucha Popular y Jesús Adón, me dijeron que cómo era posible que yo no perteneciera al Foro Social Alternativo.
Entonces, yo le dije que no pertenezco a ningún partido político en el país, pero ellos dos me convencieron de que formara parte de la directiva del Foro Social Alternativo, porque necesitaban personas como yo en la lucha social del país, y así fue que entré a formar parte de la organización para tener más contactos con la clase humilde del pueblo dominicano.
Continuará…