Aprovechando estas semanas que le quedan al 2009, he desempolvado la nostalgia de mis años universitarios. La UASD fue el despertar de mi vida, allí viví y guardo las mejores experiencias de mi entonces limitada vida.
Fui dirigente estudiantil en la Facultad de Medicina. Acudía al grupo literario César Vallejo. La filosofía creó en mí fascinación, otra cátedra novedosa fue la sociología.
¡Por fin era capaz de entender el mundo, simplemente fui feliz!
Todavía mi madre me reprocha y recuerda el día que llegué a la casa diciéndole “que el hombre descendía de los monos”.
He seleccionado algunos fragmentos de poesías que escribí en aquellos tiempos:
“Eres la fuerza que nos conmueve
la manía que no se quita
fuego interno que nos inmuniza
humildad, más que eso ¡Oh, poesía!
fuiste hecha una noche triste…”
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“ Sin tus halagos
los copihues despiertan
cada mañana
extraño los ronquidos
interminables del bosque chileno…”
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“ Veo tu rostro marchitado
se ve como el dolor
ha traspasado tu ser
Mujer víctima,
y aun él se enseñorea
al decir que eres la principal…”
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“El sol cae tristemente
olas cargadas de salitre
salpican mi pelo y mi piel
el viento trae voces infantiles
que llegan como suaves melodías,
adentrándome en la inmensidad
de las aguas…”
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“ Ese fuego que te enciendes la llama
y entonces aspira a la justicia
Esas melodías que son algo más que
simples letras y combinaciones en el pentagrama
Voces quebradizas
que llevan en su garganta
el poder del fusil.
Voces sinceras
que portan la concordia y que sólo
quieren que en el cielo hayan
palomas en vez de estrellas…”
Madrid-España.
