Tegucigalpa.- El depuesto presidente Manuel Zelaya se encuentra en buen estado de salud a pesar del supuesto ataque con gases tóxicos a la embajada de Brasil donde está refugiado, mientras miles de sus seguidores recorrieron el sábado las calles de la capital y se concentraron en las cercanías de la sede diplomática.
"El presidente presentaba (el viernes) resequedad en la garganta y dolor estomacal, pero ya está casi recuperado en su totalidad y sigue firme en sus convicciones", dijo a la AP Andrés Pavón que preside el no gubernamental Comité para la Defensa de los Derechos Humanos de Honduras.
Zelaya, quien permanece desde el lunes en la embajada brasileña en Tegucigalpa tras regresar sorpresivamente a Honduras, denunció que las autoridades de facto lanzaron algún tipo de gases tóxicos y dirigieron dispositivos que aturden con sonidos hacia la sede diplomática, donde está con más de un centenar de personas.
Pavón dijo que personal "médico independiente" y de Naciones Unidas había ingresado a la sede diplomática y comprobado que muchas personas presentan cuadros clínicos de hemorragia nasal, problemas gastrointestinales, nauseas, vómitos, problemas auditivos y dolores de cabeza.
Pero señaló que "los problemas de salud están mejorando", aunque temen que se pueda generar más problemas debido a los precarias condiciones de salubridad, ya que las más de 100 personas "están usando el único baño y aún no se les permite el ingreso de ropa limpia".
La zona donde está ubicada la embajada de Brasil está resguardada por más 2.000 militares y cientos de policías y Pavón denunció que "siguen entorpeciendo la labor de ayuda humanitaria".
Señaló que este sábado se presentaron muy temprano con comida para que desayunaran, "pero tenemos más de seis horas esperando la autorización de los militares". Además, dijo, "no se nos permite el ingreso de ropa limpia" al recinto diplomático.
El defensor de los Derechos Humanos sostuvo que "la situación se está complicando" y afirmó que "van a tratar de darle largas, realmente no quieren dialogar".
Un delegado de la Cruz Roja Internacional ingresó a la embajada brasileña para verificar las condiciones de salud de los ocupantes del edificio, con la anuencia de las partes en conflicto. "La visita fue estrictamente humanitaria y solicitada por el gobierno de Brasil". dijo el organismo en un comunicado.
Por su parte el gobierno de facto implantó un toque en gran parte del país desde la 6 de la tarde del sábado hasta las 6 de la mañana del domingo
No habrá toque de queda en el archipiélago de Islas de la Bahía, al norte de Honduras sobre el Caribe y Puerto Cortés, el principal de Centroamérica.
En isla Margarita, Venezuela, los jefes de estado y gobierno de América del Sur y Africa, expresaron su profunda preocupación por la situación política de Honduras.
En un documento leído por el presidente venezolano Hugo Chávez se expresó que la treintena de mandatarios reunidos apoya además la declaración del Consejo de Seguridad de la ONU, "emitida el 25 de septiembre para garantizar la seguridad de la embajada de Brasil en Tegucigalpa".
Los líderes también exigieron al gobierno de facto hondureño que "cumpla con la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas, en especial la inviolabilidad de la seguridad de las personas que se encuentran dentro de instalaciones diplomáticas".
A la cumbre, que será clausurada el domingo, asisten nueve presidentes sudamericanos y al menos 20 líderes africanos, incluidos el libio Moamar Gadafi y Robert Mugabe, de Zimbabwe.
Entretanto millares de simpatizantes de Zelaya volvieron a salir a las calles para demandar la restitución del mandatario y advirtieron, "no vamos a parar".
"Nos han querido doblegar la moral, pero estamos más fuertes que nunca y vamos a seguir en las calles", dijo Juan Barahona de la dirección del Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado.
"Aquí vamos otra vez, son 91 días que tenemos de estar en las calles y nadie nos va a parar", dijo a la AP la "Abuela I", como conocen a Dionicia Díaz de 75 años de edad.
Megáfono en mano, la "Abuela I" comenzó a dirigir a los manifestantes y los invitó a no provocar a los cientos de militares que seguían de cerca la marcha.
"No provoquen, ni se dejen provocar", gritaba la anciana.
La manifestación que recorrió varios kilómetros, hizo una pausa frente a la embajada de Estados Unidos, donde todos se sentaron en el piso y realizaron la "actividad del zapatazo" que consistió en quitarse sus zapatos y amenazaron con tirárselos al presidente de facto Roberto Micheletti.
"De un zapatazo te vamos a sacar", gritaban mientras levantaban sus zapatos.
La macha que pasó a pocos metros de la embajada de Brasil, donde los participantes gritaron consignas dando aliento a Zelaya, concluyó en el parque central sin que se reportaran incidentes con los militares y la policía.
Más tarde, otros miles de hondureños simpatizantes de Zelaya, se unieron a la llamada "mega caravana" de vehículos automotores que circularon por las principales calles y avenidas de Tegucigalpa, enarbolando banderas de Honduras, del partido Liberal y del izquierdista partido Unificación Democrática.
Las bocinas de centenares de automóviles, camiones, motocicletas y hasta autobuses, que no dejaron de sonar, llamaron la atención de los pobladores de esta capital que desde el 28 de junio, cuando derrocaron a Zelaya, viven bajo tensión.
Zelaya se comunicó por teléfono en un acto para manifestarle solidaridad en San Salvador, y pidió "a todos los gobiernos del mundo… traten de hacer un esfuerzo" de restablecer la democracia en Honduras.
"La democracia es un bien que va más allá de las fronteras de Honduras y de Centroamérica. Es un arma que tenemos los pueblos para pelear por los derechos humanos, para pelear por los pobres", dijo Zelaya en el acto del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), al que asistieron más de 5.000 personas.
Zelaya envió el mensaje desde la embajada brasileña en Tegucigalpa, donde dijo que el presidente Luiz Inácio Lula Da Silva le ha "dado protección para iniciar un diálogo en Honduras". Solicitó que "el Consejo de Seguridad (de Naciones Unidas) vuelva sus ojos a Centroamérica para que aquí no vuelva la convulsión, que (no) vuelvan las armas a ser una solución de nuestros problemas. Queremos paz en Centroamérica y queremos democracia".