Hoy es el artículo 30: están en las calles defendiendo el derecho a la vida, mañana las veremos defendiendo otra causa y harán progresar nuestras libertades y nuestros derechos. Como lo hicieron en el ayer.
Instalada sola en un rincón del Archivo de la Nación , la emoción y la admiración me arroparon leyendo el “Manifiesto de la Junta de Damas” con motivo de la semana patriótica del 19 de junio del 1922, a raíz de la intervención norteamericana de 1916.
Estaba buscando las primeras manifestaciones de la sociedad civil en el país. Y encontré lo siguiente: Un grupo de valientes mujeres se unía con el propósito de recaudar fondos, de sensibilizar al país sobre los impactos de la primera intervención norteamericana en el país y con la firme voluntad de apoyar la Comisión Nacionalista , encabezada por Federico Henríquez y Carvajal, que desde Cuba, denunciaba al mundo, la acción guerrera que se iniciaba en Republica Dominicana, en Haití y en varios países de Centro América.
En la ciudad de New York, damas distinguidas del Cibao se habían asociado para la defensa de la causa nacional formando “La junta de Damas” replicando, las que existían en el país, precisamente en Isabel de Torre y en la capital, Santo Domingo, donde se había formado “La junta patriótica” todas ellas, involucradas en la recaudación de fondos para ayudar a la Comisión Nacionalista que actuaba al extranjero.
El 15 de marzo de 1920, con solo ocho miembros quedo instalada la “Junta Patriótica de Damas donde rifaron una medalla de oro, ofrenda de un compatriota para contribuir al financiamiento de la campaña internacional de denuncias que llevaba el Dr. Henríquez y Carvajal de capital en capital, recorriendo el mundo, exigiendo la salida de las tropas extranjeras de República Dominicana.
Las mujeres no escatimaban esfuerzos organizando reuniones de denuncias y desde Santiago se lanzaba la idea de una semana patriótica en el país, y se hizo con mucho éxito en Santo Domingo con réplicas en algunas otras ciudades del país. Esas valiosas precursoras de las mujeres dominicanas se llamaban Rosa de Nouel Henríquez, Mercedes Aguiar y Cristina Morales de Billini. Hoy todas esas mujeres en las calles, son sus dignas herederas.