No me sorprende en lo absoluto con relación al Artículo 30 y la decisión de la Asamblea Revisora. Aun no está la República Dominicana preparada para que ni sus líderes políticos ni la población asuman tan “pesada culpa”.
Tampoco debemos sentirnos ni triunfadores ni perdedores, es decir, no tomárnoslo de modo personal. Digamos que es cuestión de tiempo como todo en esta vida. Esta ratificación de la Asamblea Revisora lo que hace es que nos despierta del largo período de letargo que hemos tenido y tenemos los dominicanos, y en especial, las dominicanas.
Somos: “Marías”, sus esposas, sus amantes, sus novias, sus hermanas, sus hijas, sus tías, sus sobrinas y, por tanto, las únicas fisiológicamente de concebir pero no tenemos derechos ni como mujer ni como madre o futuras madres. Éstos los tienen ellos. Los tienen porque se lo hemos permitido tradicionalmente. Nos hemos mantenido en un cómodo y lógico lugar en la vida, ellos llevan las riendas de la casa, de nuestras vidas, la sentencian, la santifican y perdonan nuestros pecados. Es así, porque nosotras les hemos dado permiso a que determinen, piensen y hagan por nosotras.
Sabía que las marchas, artículos de opinión, protestas y peticiones de entidades y líderes políticos nacionales e internacionales, no iban a llegar a ninguna parte.
Llegará cuando haya un número par de legisladores y legisladoras. Llegará cuando se prepare a la población. Llegará cuando la religión y la política estén juntas pero no revueltas. Llegará cuando no tengamos pesadillas con el diablo. Llegará cuando el Palacio Nacional y la Iglesia tengan diferentes domicilios. Llegará cuando nuestra sociedad, y en especial, el pueblo no sea manejado con valores no acorde con el mundo actual. Llegará cuando entendamos que nuestros verdaderos infiernos son las drogas, delincuencia, desigualdad social, y la corrupción. Llegará cuando "San se acabó los blackouts”.
Madrid-España.