Los ancestros no se equivocan. La experiencia de los años les ha hecho sabios, aunque a veces olvidemos enseñanzas y verdades.
Lo cierto es que este país que amamos y queremos defender contra todas las barbaridades que se cometen a diario, se ha convertido y de hecho es uno de los mejores escenarios para el lavado de activos.
El coordinador de la Unidad de Lavado de Activos de la Procuraduría, Germán Daniel Miranda Villalona, llamó a las autoridades a “reforzar los mecanismos de control para evitar que el crimen organizado utilice múltiple identidad…” y advirtió que “el narco lava el dinero ilícito en el área inmobiliaria y en ¨dealers¨…”
Miranda Villalona se refiere a la necesidad de que los organismos investigativos “tomen los controles”. Pero, hace muchos años que especialistas en tales cuestiones han asegurado que la República Dominicana es la plaza y escenario donde mejor puede llevarse a cabo el lavado, sin muchos contratiempos, pues no son pocas las transacciones con grandes sumas de dinero que se realizan sin que nadie pregunte nada.
Que el abogado Vinicio Castillo Semán haya dicho que el país “se ha convertido en un refugio de grande delincuentes internacionales, los cuales se valen de la debilidad institucional del Registro de Identidad Civil para guarecerse en nombres de personas fallecidas”; claro que no es noticia, sino verdad repetida una y otra vez, que conlleva a la interrogante de: ¿cuán débiles somos, que dicha situación pasa de gobierno en gobierno, sin que afloren soluciones?
El caso de los US$4.6 millones del puertorriqueño encubierto en el país, fue en realidad un golpe fuerte contra el tráfico ilícito de sustancias estupefacientes en la nación dominicana; pero, es uno más, entre tantos que pueden denominarse “caso de Paya”, el de Santiago; Puerto Plata, Neyba… y tantos más.
Es muy sencillo: observemos a nuestro alrededor en general, miremos hacia un lado y otro y pensemos en obras descomunales (no todas, claro está), pero esas muchas que no se justifican en un país que no ha resuelto cuestiones tan elementales como la educación nacional, la salud, el trabajo infantil, el futuro de los envejecientes y mucha más. ¿De dónde sale todo ese dinero para erigir construcciones así?