NUEVA YORK.- Las estrategias para reducir la congestión del tránsito ayudarían a los niños a respirar mejor, en especial a aquellos que son asmáticos y a los de menores recursos, indicó un estudio realizado en el Reino Unido.
"Los resultados son una guía muy valiosa para la planificación urbana del tránsito en otras ciudades grandes, en especial en aquellas que poseen centros históricos", concluyeron los autores de la investigación.
El equipo de la doctora Stephanie J. MacNeill, del Instituto Nacional del Corazón y los Pulmones, en Londres, estudió la función pulmonar de niños pequeños antes y después de la implementación del plan llamado Oxford Transport Strategy, en 1999.
El plan prohibió la circulación del transporte público por ciertas calles en el centro histórico y de automóviles privados en otros caminos de la ciudad.
Los autores usaron un test llamado de flujo exhalatorio pico (FEP), que mide el volumen de aire que una persona puede exhalar desde los pulmones, para controlar la función pulmonar de 1.389 estudiantes de siete escuelas primarias en barrios donde se iban a implementar los cambios más importantes para mejorar la calidad del aire.
Entre 1998 y el 2000, el equipo estudió a los chicos, de 6 a 10 años, dos y tres veces por año. En cada prueba, los expertos evaluaron el FEP diario individual durante cinco días consecutivos. El equipo halló que los niños mejoraron su FEP tras la implementación de los cambios en el tránsito.
Esa mejoría fue mayor en los niños con asma bajo tratamiento, como en los hijos de padres de baja clase social.
Tanto en los niños con asma como en aquellos de bajo nivel socioeconómico, la mejoría aumentaba si vivían cerca de caminos donde se había reducido la cantidad de tránsito desde la implementación de las modificaciones.
Los niños asmáticos serían especialmente sensibles a la contaminación del aire, mientras que factores como la mala nutrición harían que los niños más pobres sean más vulnerables a los efectos respiratorios del aire contaminado.
Esos resultados, concluyó el equipo, sugieren que los grandes cambios del tránsito en las ciudades mejorarían la salud respiratoria de los niños pequeños.
"Cualquier cambio es pequeño, pero quizás valioso para la población general", señalaron los autores.