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¿Dominicana es un narco Estado?

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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La complicidad de autoridades civiles y militares de alta jerarquía en operaciones de narcotráfico y de lavandería de activos, la protección a reconocidos criminales reclamados desde el extranjero por felonías tipificadas dentro de las categorías clasificadas como tráfico ilícito de estupefacientes y lavado de dinero proveniente del negocio de las drogas, así como el nombramiento de delincuentes internacionales en posiciones dentro del Gobierno en cargos que sólo se asignan por decretos del primer mandatario de la nación, crean la suspicacia de que estamos ante un Estado permeado en todas sus más altas esferas, por el cáncer del trasiego ilícito de drogas y sus colaterales.

El dinero a borbotones que los partidos del país, incluyendo al que nos desgobierna, han exhibido en sus campañ.as electorales, los personeros que como bocinas pagadas defienden y justifican las inconductas gubernamentales, el descontrol de los estamentos llamados a vigilar el ingreso de recursos sucios en los torneos electorales donde se escogen los más altos dignatarios, y también los congresistas o “law makers” como les llaman los norteamericanos a los que hacen las leyes, deja establecido muy pero muy claro que la nación dominicana está carcomida a todos los niveles por la podredumbre que se origina en el negocio maldito de las drogas. De eso se nos acusa internacionalmente, hace tiempo, y no hay formas de desmentir tales acusaciones.

La proliferación de construcciones de torres de apartamentos extraordinariamente caros, o que sus costos rebasan las posibilidades del común denominador dominicano, y la fijación de sus precios en moneda americana o euros que no se hace con el objetivo de venderlos a los criollos comunes, sino a lacras internacionales que se alojan en el país, amparados en el manto de la corrupción gubernamental y política y la protección de funcionarios de envergadura civiles y militares, transparenta lo que por lo bajo se comenta fuera de aquí, que Dominicana, es el paraíso de los narcotraficantes y lavandero de dinero manchado de la sangre que produce el tráfico de drogas y esto no es posible negarlo.

La indiferencia del gobierno ante las denuncias del Senador de Baní, de la opinión publica y de los pocos estamentos serios de la sociedad que todavía están limpios de sospechas, produce estupor y pánico a la ciudadanía conciente de la nación. Pues la anarquía que se ve en el desarrollo de la delincuencia y el contubernio apañador de los llamados a controlarla y proteger a los que con sus impuestos pagan sus altos salarios, demuestra definitivamente que estamos frente a un panorama cada día mas desolador por las carroñas que se desarrollan en una sociedad plagada de delincuentes, mafiosos, funcionarios y militares corruptos y negocios que son pantallas para el tráfico de drogas. Protegidos y aupados muchas veces, por las más altas autoridades de la nación.

La sociedad dominicana está al borde del colapso y no ha explotado, pues todavía existen sectores que luchan para que el país no se pierda totalmente. Una lucha a brazos partidos con toda la beligerancia en contra por parte de los protectores de la mafia internacional. Encubridores y aupadores desde las posiciones más encumbradas en el aparato gubernamental, apadrinan con tal fuerza, que el que se atreve a obstaculizar sus operaciones es eliminado por el crimen organizado, e impunemente desacreditado por los llamados a investigar estas acciones criminales. ¿Es Dominicana un narco Estado? Si no lo es todavía, por lo menos la apariencia es de eso. ¡Yo pienso que si!

Lo que sucede es que este cáncer destructor de la sociedad corroe como los ratones, ruyendo y soplando, hasta que ya es tarde y se pierde totalmente el control. Colombia y México son un ejemplo tácito de lo que la corrupción política en sociedad con el crimen internacional puede causar en un país. Estamos en el mismo camino que los colombianos y mexicanos transitaron antes y es casi seguro que aquí las cosas se han ido desarrollando mucho más rápido, pues la ambición desmedida de los que amparan este “negocio”, no se detiene ante nada, es como un barril sin fondo y la indolencia de estos raya en los límites del ser humano, convirtiendo a los delincuentes de cuello blanco inmersos en este sucio y sangriento modus vivendi, en animales salvajes que no sienten el dolor ajeno. Ya Dominicana es un narco Estado ¡de eso no hay dudas!

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