Miami (EE.UU.).- Los cubanos están "muy atemorizados" y "controlados" por el Gobierno de La Habana para que se rebelen ante las medidas anunciadas para afrontar la grave crisis económica que padece la isla caribeña, dijo hoy a Efe un analista estadounidense.
Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos (ICCAS) de la Universidad de Miami, consideró que el ex mandatario Fidel Castro y su hermano Raúl no esperan que la situación de la isla caribeña genere un "levantamiento popular".
"No creo que ocurra una rebelión popular, el pueblo está muy controlado por el aparato de seguridad y están esperando o salir del país, hay muchas personas que se quieren ir, o por un cambio que provenga de arriba", expresó el catedrático, de origen cubano.
El presidente cubano, Raúl Castro, anunció el pasado fin de semana más recortes en salud, educación y otros sectores debido a que Cuba registrará un menor crecimiento este año debido a una sustancial caída en las exportaciones, en especial de níquel, y un descenso en los ingresos del área turística.
Recientemente el mandatario redujo la disponibilidad de alimentos que los cubanos pueden obtener con sus tarjetas de racionamiento, recordó Suchlicki, una medida que según él no se hubiera tomado si "existiera preocupación de intranquilidad popular".
En cuanto a la disposición del Gobierno cubano de dialogar con Estados Unidos, el director del ICCAS resaltó que el problema radica en que los hermanos Castro no quieren hacer concesiones, comprometerse a llevar a cabo los cambios políticos para que Cuba abandone el sistema comunista y abrace la democracia.
"Él (Raúl Castro) no está dispuesto a hacer eso", afirmó. El presidente cubano reiteró que desea conversar con el Gobierno estadounidense, pero sin "restaurar el capitalismo" ni "entregar la revolución".
Para Suchlicki, otorgar a Estados Unidos concesiones importantes significaría rechazar uno de los principales legados de Fidel Castro: el antiamericanismo.
Un paso, en su opinión, que sembraría la incertidumbre en la elite que gobierna en Cuba, lo que conduciría a la fricción y el pueblo cubano también vería esto como una oportunidad para movilizarse y demandar reformas rápidas.
"Además, pudiera interpretarse como un debilitamiento de la alianza antiamericana de Cuba con regímenes radicales latinoamericanos, Irán y Siria, y como una deserción de Cuba del frente anti-imperialista", según el catedrático.
Suchlicki en un análisis previo a los anuncios del Gobierno cubano dijo que desde el punto de vista de Cuba, Estados Unidos tiene muy poco que ofrecerle como turistas que no necesitan para sobrevivir, inversiones que se teme puedan subvertir la economía altamente centralizada y controlada y productos que pueden comprar más barato en otros países.
"Además, Estados Unidos no puede suministrar a Cuba el petróleo que le manda Venezuela a bajo precio y largo pago. También, Venezuela, Irán, Rusia y China proporcionan ayuda incondicionalmente. Estos regímenes demandan poco de Cuba", precisó.
Pero si Estados Unidos comenzara una negociación con Cuba, el régimen castrista quisiera un levantamiento de la prohibición de los viajes, el fin del embargo comercial y el pago por "daños" causados por esa medida (entre 40.000 millones y 50.000 millones de dólares) y acceso a créditos.
La liberación y devolución de los cinco cubanos juzgados y convictos por espionaje y sacar a Cuba de la lista de países terroristas del Departamento de Estado, entre otras condiciones.
A cambio, el Gobierno cubano estaría dispuesto a pagar indemnización por propiedades estadounidenses confiscadas y el monto sería deducido del pago de los daños del embargo y poner en libertad a la mayoría de los presos políticos encarcelados "siempre y cuando sean aceptados en Estados Unidos", además de otros asuntos.
En el estudio, el académico subraya para el Gobierno cubano mantiene que entre los temas que no son negociables está el sistema político y económico de Cuba y la cuestión de los derechos humanos porque alega que no se violan.