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Juan Bosch en el tiempo

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
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La conmemoración del centenario del natalicio de Juan Bosch es un acontecimiento histórico.

Histórico, porque durante toda su vida hizo de la honradez un sacerdocio.

Histórico, porque sus obras literarias y políticas transcendieron fuera del país, pasando a ser textos de consultas de poetas, literatos, jefes de Estado y de los amantes de la lectura.

Histórico, porque desde el exilio lideró la oposición al dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.

Histórico, porque una vez que llega al país utiliza la radio como un medio de educación político definiendo la lucha de clases entre tutumpotes e hijos de machepa.

Histórico, porque con base al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), fundado en el exilio, varios de sus dirigentes incluido él, fueron presidentes de la Republica.

Con la boleta del PRD lograron la presidencia Bosch, Antonio Guzmán Fernández, transitorio. Jacobo Majluta; el doctor Salvador Jorge Blanco e Hipólito Mejía.

Histórico, porque funda el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), que le permite ganar los comicios del 1990, siendo despojado por un fraude electoral, que denunció y no luchó por hacer prevalecer la voluntad popular.

Histórico, porque prepara su relevo auspiciando la figura del doctor Leonel Fernández Reyna, seleccionándolo como candidato a la vicepresidencia.

Histórico, porque proyecta a Fernández Reyna, quien mediante una alianza circunstancial con el presidente Balaguer, del Frente Patriótico, derrota al carismático líder del partido blanco doctor José Francisco Peña Gómez, en 1996.

Posteriormente, en el 2000, el doctor Fernández Reyna regresa al poder caminando sin tropiezos a la reelección defendida y aprobada por el ex presidente Mejía. Es decir, que en tres oportunidades, doce años el PLD disfruta del poder guiado por Leonel, que públicamente dice que encarna los principios de Bosch.

Histórico, porque cumplía al pie de la letra su compromiso de que “mientras nosotros gobernemos, en República Dominicana no perecerá la libertad”.

Y así fue, Bosch prefirió ser derrocado que doblegarse a los poderosos intereses extranjeros y limitar esa libertad obtenida con la lucha del pueblo.

Este Juan Bosch histórico en la Asamblea Nacional del 27 de Febrero del 1963, día de su juramentación como primer presidente constitucional de la República, luego del ajusticiamiento del tirano Trujillo dejó claro que:
“Nuestro país es rico y nuestro país es inteligente. Tenemos una tierra fecunda y gente que desea trabajarla. En otros países de América los latifundios mayores se hallan en manos privadas, pero aquí las fincas más extensas son bienes del Estado. Vamos a juntar al hombre con la tierra, al inteligente hombre dominicano con la tierra dominicana, y estamos todos seguros de que eso se hará o no habrá democracia”.

En este discurso, que tiene vigencia hoy, Bosch sentenció: “Un gobernante democrático debe tener oídos abiertos para oír la verdad, ojos activos para ver lo mal hecho antes de que se realice, mente vigilante para que nada ponga en peligro la libertad de cada ciudadano, y un corazón libre de odio, dedicado día y noche sólo al servicio del pueblo”.

Nosotros juramos aquí, en este día solemne, que si nuestra corta capacidad nos impide tener oídos abiertos, ojos activos, mente vigilante, nuestra naturaleza y nuestra historia les asegura a los dominicanos que tenemos un corazón libre de odios.

No espere nadie el uso del odio mientras estemos gobernando. Nosotros estamos aquí con la decisión de trabajar, no de odiar; dispuesto a crear, no a destruir, a defender y amparar, no a perseguir. Pongamos todos juntos el alma en la tarea de acabar con el odio entre los dominicanos como se acaba con la mala yerba en el campo que va a ser sembrado; pongamos todos juntos el alma en al tarea de edificar un régimen que dé amparo a los que nunca lo tuvieron, que `de trabajo a los que buscan sin nacen y a todos los que erran por el mundo en pos de abrigo contra la miseria y la persecución”.

Dirigiéndose a los invitados especiales proclamó: “tesón para la lucha y humildad para recibir la opinión de los adversarios y el juicio de la historia, es lo que les ofrecemos a ustedes, visitantes ilustres que han tenido la bondad de venir a testificar que en la República Dominicana se está haciendo una democracia”.

Ese era el Juan Bosch histórico del cual se puede disentir política y partidariamente, que pudo haber cometido errores, y que nunca hizo de la política un negocio para buscar grandes riquezas, sino que predicó la honradez extrema porque era eso, un hombre tremendamente honrado que murió orgulloso de ser como fue.

Sus seguidores, que ocupan cargos públicos, deberían aprender esa enseñanza que reinvidica la actividad política en estos tiempos, donde la mayoría de los dirigentes políticos quieren el poder para repartirse el botín compitiendo entre sí para ver cuál es más corrupto y ladrón descarado.

Los que así actúan no son discípulos de Bosch, sino sus enemigos, que enlodan su acrisolada carrera política en la República Dominicana y el mundo.

Paz y gloria para Juan Bosch.

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