Ginebra.- Fabricas ilegales ubicadas en China, Paraguay y Europa oriental manufacturan "miles de millones de cigarrillos falsificados", de menor calidad y mucho más nocivos para la salud del fumador que los de marca, según el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).
Esta entidad, que tiene actividades en 50 países y cuya red incluye a un centenar de los más reputados periodistas de investigación del mundo, presentó hoy el resultado de indagaciones realizadas en varios países sobre el tráfico ilegal de cigarrillos.
Sus revelaciones coinciden con la celebración esta semana en Ginebra de las negociaciones para la adopción de un Protocolo Internacional contra el Contrabando de Tabaco, en las que participan más de 160 países.
China es de lejos el mayor productor mundial de tabaco de contrabando y es responsable del 80 por ciento de los cigarrillos falsificados que circulan en la Unión Europea (UE), según el ICIJ.
"Alguna vez dominado por compañías multinacionales occidentales, el tráfico de cigarrillos ha crecido con nuevos actores, rutas y técnicas", explica.
Precisa que esta industria delictiva comprende falsificadores chinos "que imitan los hologramas de Malboro a la perfección" hasta "fábricas rusas que producen cigarrillos de marca hechos exclusivamente para ser traficados en Europa occidental".
Sobre Paraguay, la ICIJ sostiene que en este país "se produce el 10 por ciento del contrabando mundial".
En su informe "Tabaco, Terrorismo y Comercio Ilícito", la red de periodistas afirma igualmente que al menos media docena de grupos terroristas son cada vez más dependientes del mercado negro del tabaco para financiarse.
Menciona, por ejemplo, a los talibanes en Pakistán, para quienes "el tabaco es la segunda fuente de recursos, sólo por detrás de la heroína".
Citando a la criminóloga Louise Shelley, el informe menciona que "la financiación del terrorismo es enorme", pero que "nadie cree que este contrabando sea tan serio, de modo que las fuerzas de seguridad no gastan recursos en perseguirlo".
Según los especialistas del ICIJ, el contrabando de tabaco cumple las condiciones perfectas para hacerlo atractivo: las sanciones son leves, el abastecimiento es alto y la persecución del delito es débil.
Los datos disponibles permiten calcular que los cigarrillos falsificados y de marca que son traficados representan el 12 por ciento de las ventas mundiales y cuestan entre 40.000 y 50.000 millones de dólares a los Estados por los impuestos que dejan de percibir.
A todo esto debe agregarse que estos cigarrillos provocan daños a la salud más graves que los causados por los originales, pues -en el mejor de los casos- generan más humo y serrín, y contienen niveles extremadamente altos de nicotina.
En el peor de los casos, agrega el informe, los cigarrillos contienen metales como cadmio, pesticidas, arsénico, veneno para ratas y hasta excrementos humanos, según el resultado de pruebas de laboratorio.
Los fabricados en China, concretamente, "liberan 80 por ciento más de nicotina y 130 por ciento más de monóxido de carbono" que los originales, detalla el informe.
