Aguas contaminan poblaciones Cotuí y Fantino

Pese a reiteradas demandas de los habitantes de Cotuí y Fantino, todavía las autoridades no se ponen de acuerdo para resolver el problema de la contaminación que provocan las aguas residuales descargadas en los ríos Yuna y Cuayá, debido a la falta de plantas de tratamiento.

El dirigente comunitario, Ricardo Viloria, manifestó que el problema de la cloaca y la contaminación de las aguas de los ríos de la provincia no han sido encarados por las autoridades de Medio Ambiente, el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), la gobernación provincial y los ayuntamientos.

Expresó que hace alrededor de dos años, el entonces director del INAPA, Frank Rodríguez, prometió que ese problema sería resuelto y que se dispondría la construcción de una nueva planta de tratamiento en los dos municipios.

“Miles de personas consumen aguas negras que son vertidas de las cloacas de Cotuí y Fantino a los afluentes que desembocan, sin el debido tratamiento en el río Yuna”, afirmo Viloria.

Informó que las aguas cloacales y los desechos de materias fecales de Cotuí y Fantino son derivadas a amplios depósitos construidos hace años en estas comunidades, pero sin una planta de tratamiento que las procese y puedan ser usadas luego para la producción.

Dijo que los motores de ambas plantas de tratamiento están fuera de servicio desde hace años, debido al descuido de las autoridades.

“En Cotuí decenas de comunidades de este municipio y el Bajo Yuna están expuestas a contraer enfermedades, debido a la contaminación provocada por las aguas negras que son derivadas al río Yuna sin procesar”, ratificó Ricardo Viloria.

La planta de tratamiento de aguas residuales de la ciudad de Cotuí lleva más de 10 años fuera de servicio, poniendo en peligro la vida de miles de familias de Sánchez Ramírez y Duarte que usan el agua del río Yuna para el consumo.

Mientras que igual situación ocurre en el municipio de Fantino, donde se ha prometido construir o rehabilitar la planta de tratamiento de aguas residuales, pero la población se ha quedado esperando.

El mal olor que expide la cloaca de estos dos lugares tiene desesperados a los habitantes que viven en las inmediaciones donde están ubicadas, quienes han advertido el peligro que corren por la contaminación del ambiente.

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