La directora del Instituto Dominicano de Rehabilitación, Mery Pérez de Marranzini, pidió este jueves a los diputados que por “Dios Santos” aprueben el proyecto de ley que prohíbe la venta de fuegos artificiales, por cuya causa decenas de niños resultan lesionados cada año.
El proyecto que busca impedir la venta de fuegos artificiales está pendiente de ser sancionado en la Cámara de Diputados.
Sugirió que los fuegos artificiales sólo se utilicen en la apertura o cierre de actividades importantes y en el fin de año. Sostuvo que estos artefactos no deben venderse de forma común y corriente para que estén en manos de niños.
Pérez de Marranzini informó que un 3.5% de la población que asiste a rehabilitación son por traumas ocasionados por el uso indebido de fuegos artificiales, particularmente niños que reciben quemaduras en la cara y manos.
“Eso tiene que estar sumamente controlado. Por qué tener un arma en manos de niños y jóvenes que no saben como usarlos”, señaló, al ser entrevistada en el programa El Día.
Exhortó a los legisladores que piensen concienzudamente en eso, ya que es un daño muy grande el que se le hace a un niño, porque se convierte en una persona incapacitada sin necesidad de serlo.
Indicó que la venta de fuegos artificiales tiene que estar sumamente controlada y que los espectáculos grandes deber ser manejado por personas preparadas y con todas las mediadas de seguridad posible.
Pérez de Marranzini se hizo acompañar de los doctores Ramón Valdez Albizu, de la Sociedad de Oftalmología, Nepomuceno Mejí a, director del Hospital General de la Plaza de la Salud y Carlos de Los Santos, encargado de la Unidad de Quemados del hospital Luís Eduardo Aybar.
Valdez Albizu refirió que algunos fuegos artificiales lo califican como inofensivo, pero cito por el ejemplo el llamado Pata de Gallina uno de los más preferido por los niños, el cual genera 1,000 grados centígrado de calor, lo que significa que si una chispa impacta el palpado o la cornea produce daños irreversibles.
Dijo que igualmente pasa cuando la onda expansiva de un fuego artificial hace impacto en la retina que produce la pérdida inmediata de la visión.