El oftalmólogo cubano Marcelino Ríos, director del hospital Pando Ferrer, estima que la mitad de los 37 millones de ciegos que hay en el mundo, podrían volver a ver si se les opera de cataratas" con una intervención quirúrgica barata y rápida.
Ríos es director del Hospital Oftalmológico Pando Ferrer, donde nació el proyecto "Operación Milagro", iniciativa impulsada por los gobiernos de Cuba y Venezuela que ha devuelto la vista a 1.500.000 personas.
Aunque se inició en el hospital donde se hacen hasta 500 operaciones en un día, la iniciativa se ha extendido a otros 61 centros oftalmológicos donados y atendidos por Cuba en 20 países de Latinoamérica y África.
La operación es totalmente gratuita y busca beneficiar a aquellas personas que no tienen recursos económicos para financiar el precio exigido por oftalmólogos en sus países.
El número de enfermedades tratadas es largo: la más común es la catarata pero también se opera el glaucoma, la retinopatía diabética, el tracoma y la oncocercosis.
Las autoridades de Salud Pública permitieron a la prensa extranjera entrar al hospital, incluso hasta los quirófanos donde se operaban decenas de pacientes a gran velocidad. Devolverle la vista a un enfermo de catarata demora 10 minutos.
Los equipos están compuestos por cuatro personas: un asistente y un instrumentista sirven al cirujano, el cual comparte el microscopio quirúrgico con otro médico que observa la operación. Trabajan todo el día y sólo salen del quirófano para comer.
El centro médico triplicará su capacidad con un nuevo quirófano en el que se intervendrán varios pacientes a la vez, explica el director del hospital, que en este momento cuenta con 34 microscopios quirúrgicos.
"Todo lo que es Operación Milagro es pagado por este pobre país", dijo Ríos a BBC y explicó que los costos son altos: "Un microscopio quirúrgico nos cuesta 75 mil euros pero hay equipos esenciales, adquiridos en Europa, que valen 125 mil euros".
"A pesar de que no compramos en Estados Unidos, también nos ha afectado el embargo económico. En Alemania, la (empresa) Zeiss tuvo que cambiar la cámara de un equipo porque era Kodak y no le permitían vendérselo a Cuba", concluyó el director del hospital.
