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El filipino Manny Pacquiao destroza a Oscar de la Hoya

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LAS VEGAS.- Libra por libra, kilo por kilo, gramo por gramo, pelo por pelo, como quieran llamarlo. Manny Pacquiao es el mejor boxeador del mundo, sin dudas.

"El rey del boxeo", como lo describió Bob Arum.

Pacquiao aplicó su plan a la perfección y demolió a Oscar De La Hoya, que no salió para el noveno round, por consejo de su entrenador Ignacio Nacho Beristain.

A partir del segundo round era obvio que De La Hoya no tenía respuesta para la velocidad y rapidéz de Pacquiao, en uan pelea que fue dominada de principio a fin por el filipino.

"Soy un peleador que me gusta ir a hacia delante, pero el boxeo de piernas de Pacquiao y su rapidez fueron demasiado, no pude controlarlo. Me entrené muy bien, pero su velocidad me confundió", dijo De La Hoya en el ring enseguida de terminada la pelea.

De La Hoya fue llevado al hospital tras el combate y no atendió a la conferencia de prensa, pero un representante del Golden Boy le dio un mensaje a Pacquiao.

"Oscar quiere felicitarte por la victoria, dijo que vas a ser un gran campeón por mucho tiempo. Oscar quisiera felicitarte personalmente, pero tuvo que ser llevado al hospital por consejo de sus medicos. Queria estar aquí para hacerlo, pero no pudo".

Pacquiao se mantuvo alejado de la zurad de De La Hoya en los primeros rounds, pero enseguida se dio cuenta que su velocidad le daba muchas ventajas y sus rectas de derecha entraban con facilidad. Ya al tercer round, el ojo izquierdo de De La Hoya mostraba el castigo que estaba recibiendo, y un corte que sin sangrar mucho, era peligroso.

"Oscar estaba vacío", dijo Nacho Beristain, entrenador de De La Hoya. "No tenía con qué detenerlo. Llegó en una gran condicion física, pero simplemente no pudo controlar el estilo zurdo de Pacquiao. Yo paré la pelea, porque no quería que Oscar arrastrara su prestigio sobre el ring", agregó.

El filipino pareció sentirse cada vez mejor en su primera pelea en las 147 libras mientras pasaban los rounds, y ya para el sexto, tenía a De La Hoya a punto del nocaut. Oscar pudo aguantar dos más, pero terminó abandonando en su esquina, como la sombra del boxeador que una vez fue.

"El sueño se hizo realidad esta noche", dijo Freddie Roach, entrenador de Pacquiao, quién agregó que le dijo a su pupilo que si quería noquear a Oscar dependía de él… algo que hizo sin problemas.

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