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Niños de hogares con ingresos bajos, más propensos a tener asma

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Los niños de familias con dificultades para llegar a fin de mes están desarrollando asma y el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) con unas tasas más altas que los de familias con más recursos, según un estudio reciente.
 
Por otra parte, se está diagnosticando un trastorno del espectro autista con más frecuencia a los niños de familias más ricas que a los de los hogares más pobres. Pero eso probablemente indique que esos padres tienen un mejor acceso a los servicios de atención de la salud que pueden revelar un diagnóstico de autismo, indicaron los autores del estudio.
 
Los hallazgos sugieren que los ingresos familiares y el acceso a un seguro médico tienen un papel muy importante en la salud física y mental de un niño, comentó el investigador principal, el Dr. Christian Pulcini, residente de pediatría en el Hospital Pediátrico de Pittsburgh.
 
«Los niños pobres tienen un riesgo mayor de obtener unos resultados médicos adversos, y necesitamos tener eso en cuenta cuando hagamos leyes y programas que beneficien a los niños, sobre todo si son pobres», planteó Pulcini.
 
Para realizar su estudio, Pulcini y sus colaboradores analizaron los datos de la Encuesta nacional de salud infantil de EE. UU., una encuesta federal realizada 3 veces entre 2003 y 2012.
 
Los investigadores revisaron específicamente las tasas de asma, del TDAH y de autismo por dos razones, explicó Pulcini. Otros estudios han encontrado que las tres afecciones están en aumento en Estados Unidos. Y esos trastornos constituían una buena mezcla de afecciones médicas físicas (asma) y mentales (TDAH y autismo) que sufren los niños.
 
El estudio encontró que las tasas reportadas por los padres de las tres afecciones están aumentando. Las tasas de asma y de TDAH aumentaron un 18 por ciento y un 44 por ciento, respectivamente, entre 2003 y 2012, mientras que las tasas de autismo aumentaron un alarmante 400 por ciento.
 
Pero cuando los investigadores tuvieron en cuenta la pobreza al hacer el análisis, los hallazgos mostraron que el nivel de ingresos familiares tenía un efecto marcado en las enfermedades de los niños:
 
· Las tasas de asma aumentaron casi un 26 por ciento entre los niños en familias por debajo del 100 por ciento del nivel de pobreza federal (FPL, por sus siglas en inglés), en comparación con aproximadamente un 15 por ciento en familias entre el 100 y el 199 por ciento del FPL, y aproximadamente un 13.5 por ciento en las familias con ingresos de un 200 por ciento o más por encima del nivel de pobreza.
 
· Las tasas de TDAH eran mucho más bajas en las familias que estaban por encima de un 400 por ciento del nivel de pobreza federal (un 33 por ciento) que las familias que ganaban menos dinero (entre un 43 y un 52 por ciento, dependiendo de los ingresos).
 
· Era más probable que se diagnosticara un trastorno del espectro autista a niños de familias por encima del nivel de pobreza federal (entre un 28 por ciento y un poco más del 43 por ciento, dependiendo de los ingresos) que a los de familias por debajo del nivel de pobreza (un 13 por ciento).
 
El nivel de pobreza federal de 2017 es un ingreso anual de 20,420 dólares para una familia de tres personas y de 24,600 dólares para una familia de cuatro, según el Departamento de Servicios de salud y Humanos de los EE.UU.
 
El Dr. Michael Grosso, director del departamento de pediatría del Hospital de Huntington de Northwell Health, en Huntington, Nueva York, dijo que las tasas de asma y de TDAH entre las familias más pobres podrían estar vinculadas con los estragos físicos y mentales causados por la privación, un fenómeno conocido como «estrés tóxico».
 
Pulcini explicó que los niños de familias con dificultades económicas son más propensos a ser expuestos a un aire de peor calidad en interiores y en exteriores, y son menos propensos a comer bien, dos condiciones que se han asociado con el riesgo de asma.
 
Grosso añadió que «ahora comprendemos que los bebés y los niños que no cuentan con el beneficio de una buena nutrición, un entorno hogareño estable, unas rutinas regulares y protección de la violencia están en riesgo de sufrir consecuencias duraderas, incluyendo afecciones de la salud conductual y otras afecciones médicas».
 
Por el contrario, dijo Pulcini, el hecho de que los niños más ricos sean más propensos a que les diagnostiquen autismo podría vincularse con el mejor acceso de su familia a los recursos médicos.
 
Las familias con más recursos financieros «tienen un mejor acceso a los recursos para identificar el autismo. Los padres tienen más recursos para llevar a los niños a que sean evaluados y tratados», dijo Pulcini. Por otra parte, los niños de familias más pobres tienen que pasar por una ruta más enrevesada para que reconozcan el autismo, dijo.

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