close

Meditabundo: De la ética.- El deber (2-2)

LA VOZ DE LOS QUE NO LA TIENEN ||
Facebook
Facebook
Youtube
Instagram

Si nos preguntamos. ¿Qué es el deber? Se presentan varias explicaciones de responsabilidad. Es ser honesto, vida responsable y consciente ante sí mismo y los demás. La voz de los deberes es la otra voz que nos llega de las cosas que nos rodean. El filósofo alemán Immanuel Kant nos dejó esta sentencia: “me dormí y soñé que la vida era belleza, desperté y vi que era deber”.
 
Es aquello que se está obligado por virtud de una disposición legal o de un compromiso adquirido.
 
Deber viene de plegen: cuidar el significado originario de esa palabra es: responder de algo, comprometerse en favor de algo. Estar al servicio de la vida. Me ocupo de otra cosa. Acepto el desafío que me plantea lo que me incumbe y tiene que ser resuelto. Debemos estar convencidos que ninguna sociedad puede sobrevivir si le falta esta activa u fomentadora del bien. La subordinación, obediencia y disciplina son partes íntimas del beber. El deber exige no tener miedo, el miedo destruye, no deja ejercer, lleva al fracaso, paraliza la mente.
 
La felicidad del ser humano no está en la libertad, sino en la aceptación de un deber. Como vemos el deber es una acción moral, acción conforme a la razón. Acto virtuoso conveniente al hombre por el cual hace lo que debe para corresponder a la naturaleza que tiene. El hombre es ser de deber.
 
El filósofo Pitágoras le recomendaba a sus discípulos al regresar a sus casas cuestionarse: ¿Dónde me he equivocado. Qué hice. Qué deber dejé incumplido? Se llega a una situación feliz cuando el deber es amado como un bien. Esto tiene mucho que ver con la plenitud humana. Los hombres rectos tienen los sentimientos educados y esto le da muchas fuerzas cuando toman decisiones. Cando tomamos decisiones, arrastramos nuestros sentimientos. Los sentimientos se mueven cuando se descubre el deber su aspecto de belleza. La vida nos enseña que mientras no cumplamos los deberes impuestos no podemos ser felices.
 
Los ilustres filósofos griegos son los grandes maestros de enseñar a vivir. Zenón de Citio, en el año 300 A.C., crea su escuela en un pórtico abigarrado. La Stoa, Poikile, así se llama la escuela estoica cuyo lema era el deber. La ética estoica se halla en relación directa con el universo regido por la razón. Todo es racional y justo. El ideal de los estoicos es: “Vivir de acuerdo con la naturaleza”. Para alcanzarlo debe superar, dominar la intranquilidad que genera las pasiones. Las pasiones se dominan con la apatía. Que controla el ánimo, supera las pasiones, alcanza la virtud. Zenón disertó a acerca de estas sentencias: “No se debe descuidar el cumplimiento del deber por ventajoso que aparente serlo.- El hombre no es hecho para el mal.- Cumple con tu debe aunque te cueste la vida.- Nadie puede borrar lo que la naturaleza le repudia.
 
Me permito con la presencia de la humildad esta experiencia: durante el servicio naval (34 años), comprendí y obedecí al mejor maestro. El deber cumplido. No tenía necesidad de cuestionarme. Me daba la mejor respuesta.
 
Hoy me invito: El deber no debe nunca debilitarse, sino crecer sin descanso, es el rumbo a la realización. Consérvense buenos.

No Comments

Leave a reply

Post your comment
Enter your name
Your e-mail address

Story Page