La Fórmula 1 es, en el fondo, un negocio como cualquier otro. Para tener viabilidad financiera, los equipos deben gastar en función de las entradas de dinero que puedan asegurarse, claro que no se puede esperar que una marca tan posicionada como Ferrari genere la misma cantidad de dinero que un recién llegado como HRT, así que es solo normal que algunos equipos se puedan dar el lujo de gastar más que otros, lo que condena a los más pobres a competir en franca desventaja.
En 2009, la FIA buscó atacar el problema de la (poca) paridad entre los equipos top y los del fondo del pelotón, acordando con las escuadras un techo de gasto que sería mandatorio a partir de la temporada 2010. Este tope de gastos no pudo ser finalmente materializado (para gran decepción de los equipos nuevos que se integraban ese año al mundial), pero en su lugar se pudo firmar un acuerdo de restricción de recursos (el famoso RRA, por sus siglas en inglés) que permitiría contener el ritmo con el que estaban creciendo los presupuestos. Este mecanismo le permitió a los equipos controlar de forma más flexible el gasto y garantizar que la FIA no metiera las narices en sus estados financieros (el cumplimiento del acuerdo lo supervisa la FOTA, es decir, los propios equipos).
Pero no todo es miel sobre hojuelas con el RRA. Mientras que la verificación de un techo presupuestal fijo es sencilla, el evaluar si los equipos se están adhiriendo cabalmente a lo estipulado por el RRA está resultando complicado. Lo ambiguo de algunos de los puntos del acuerdo (que no están necesariamente referidos a montos), está dando lugar a que no todos los equipos interpreten el acuerdo de la misma forma y estas diferencias de criterio están degenerando en abiertas acusaciones de trampa. El equipo que está en el ojo del huracán es ni más ni menos que Red Bull, a quienes varios acusan de estirar los límites del acuerdo. Sobre este tema ha opinado el jefe del equipo, Christian Horner, quien ha desestimado completamente las acusaciones:
Es falso, absolutamente falso. Acordamos el límite, trabajamos dentro del límite. Trabajo hecho!. Hemos trabajado dentro del RRA, dentro de la regulación que existe. Nos hizo ahorrar dinero, le ahorró dinero a los equipos. Desafortunadamente, la consecuencia de este éxito es que algunas personas nos van a arrojar piedras.
Muchos opinan que replantear el acuerdo en términos más claros evitaría estas discusiones. Christian Horner así lo cree:
El RRA aún necesita detalles que deben mejorarse. Hay algunos problemas fundamentales en los que necesitamos trabajar. Pero en general sentimos que es algo bueno.