Mayo comenzó húmedo, muy lluvioso y eso es bueno para la agricultura y para el país en general. Pero, no hay que olvidar que las inmundicias arrastradas por las copiosas aguas, los estancamientos de estas y la proliferación de mosquitos significan una gran amenaza para las familias dominicanas.
Sin “alarmismos”, pero con extremas medidas hay que enfrentar este período en el cual deben incrementarse las condiciones de limpieza en campos y ciudades.
No esperar a que haya casos de Malaria, Dengue o Cólera. Recordar que los niños y niñas son las principales víctimas de estas temibles enfermedades.
Hay que reconocer que el mosquito transmisor se desarrolla en condiciones tales y aunque el Ministerio de Salud Pública ha llevado a cabo movilizaciones nacionales para seguir las acciones de prevención del dengue y otras enfermedades tropicales, es la población, especialmente, quien debe ocuparse de preservar el entorno, el hogar, que es decir la vida de los suyos y la propia.
Sin alarmas, pero con máxima responsabilidad, hemos dicho en otras ocasiones y recordemos que el propio presidente Leonel Fernández debió tomar cartas en el asunto y alertar a la población acerca de las normas de salud, sobre todo las preventivas para evitar que el cólera cobrara vidas en la nación dominicana, donde ya suman 12 las muertes por esta causa y hay más de 700 afectados.
El acceso al agua potable, no contaminada; lavar bien los vegetales y otros alimentos que ingerimos; impedir que las lluvias se concentren en recipientes abandonados en los patios, así como seguir las instrucciones de las autoridades resultan acciones impostergables para impedir más contagios.
Agudizar los sentidos ante la responsabilidad individual y las acciones en cada hogar resultarán escudo infranqueable, aún cuando las lluvias coadyuven a la proliferación de vectores. Recuerden, ¡precaver, para no lamentar!, un buen lema para estos húmedos días de mayo.