Washington.- Claude Surena atendía rutinariamente a pacientes en su casa en el centro de Puerto Príncipe, pero ahora el terremoto lo catapultó al frente de los esfuerzos humanitarios en Haití y, en entrevista con Efe, pide la solidaridad del mundo porque "la situación es crítica".
Surena, de 59 años, fue nombrado por el presidente René Préval para coordinar una comisión de respuesta médica al terremoto, que desoló la capital haitiana y ha dejado a su paso al menos 100.000 muertos, según los últimos cálculos oficiales.
La vida del pediatra, según explica en un correo electrónico desde Puerto Príncipe, se divide en un "antes y un después" del terremoto, que dejó intacta su casa de dos pisos y ha convertido su patio prácticamente en un albergue y hospital en medio de la hecatombe.
"La situación de los pacientes es muy crítica, no sólo por sus sufrimientos físicos, sino emocionales, porque todos tienen la impresión de haber visto muy de cerca la muerte", dijo Surena, presidente de la Asociación Médica Haitiana y ex ministro de Salud Pública bajo el Gobierno de Jean-Bertrand Aristide.
"Muchos están aterrados, porque todavía se sienten pequeñas réplicas y eso les causa pánico cada vez. Algunos incluso tienen miedo de permanecer en el hospital", explicó Surena.
Muchos de los pacientes acuden a este doctor para tratar heridas profundas que requieren puntos, fracturas y torceduras, o lesiones de cabeza.
Entre los pacientes hay muchos niños que, si antes del terremoto se morían de hambre, ahora corren peligro de perder la vida por la precariedad de la infraestructura médica, según el pediatra.
"Muchos de ellos necesitan cirugía, pero no tenemos los equipos para eso", lamentó Surena.
Es que las necesidades, como las circunstancias, son extremas: a Surena se le han agotado la anestesia y la morfina para aliviar el dolor de las víctimas, y los antibióticos van por el mismo camino.
Por otra parte, reconoció que hay problemas de seguridad pero que éstos son pequeños y más frecuentes durante la noche, especialmente al trasladar a los heridos de gravedad a los hospitales ambulantes.
Fue el caso la noche del sábado, cuando se escucharon algunos disparos en la calle pero no hubo heridos, recordó, por su parte, la hija del médico, Fabiola Surena.
Preguntado sobre la eficacia de los esfuerzos humanitarios, Claude Surena, que se apoya en la ayuda que le ofrecen otros dos doctores, pide que la comunidad internacional no se olvide de su país, una vez que terminen las tareas de limpieza y rescate.
Señala que la mejor forma de ayudar es a través de una mejor coordinación de la entrega de recursos.
"Estados Unidos y la comunidad internacional pueden ayudar al coordinar sus intervenciones, y eso ayudaría a tener un verdadero éxito en todas las áreas. A veces uno tiene la impresión de que lo tiene todo y nada a la vez, y eso representa un verdadero problema", señaló Surena, quien obtuvo capacitación especial en neonatología en la Universidad de Illinois.
Además del nuevo papel que desempeña en medio del desastre, Surena es miembro del Club de Rotarios, parte de una red internacional dedicada al servicio humanitario y, como tal, coordina las actividades de los 17 clubes en Haití.
El terremoto de 7 grados en la escala de Richter ha provocado una de las más descomunales crisis humanitarias que haya tenido que afrontar Naciones Unidas.
Pero la respuesta de la comunidad internacional ha sido igual de "extraordinaria", según ha dicho el presidente de EE.UU., Barack Obama, cuyo Gobierno juega un papel protagónico en el envío de ayuda humanitaria y en las operaciones de rescate, limpieza y reconstrucción.
"Trabajamos sin descanso para ser más eficaces, pero también agradecemos a la comunidad internacional por su apoyo", puntualizó Surena. EFE