Clinton lleva liderazgo al pueblo haitiano

La llegada a la devastada nación caribeña del ex presidente norteamericano Bill Clinton, marcó el inicio de la reconstrucción de Haití.

Toca hacer un análisis para la comunidad internacional de lo que será, sin dudas, con la presencia y el liderazgo de Clinton, un Haití nuevo, con institucionalidad, educación, sistema judicial y hasta de un híbrido de culturas. Con la recaudación multimillonaria, sin precedentes en la historia de la nación más pobre del hemisferio, que se está llevando a cabo en decenas de países, para ayudar a rescatar el pueblo haitiano. El líder norteamericano pone nombre y una cara a lo que ha de ser un gran proyecto, que tardará décadas en verse realizado.

Los millones de dólares, euros, pesos, centavos y en fin todo lo que se transforme en progreso y orden caerá bien para la sufrida nación. La activación inmediata de la economía haitiana, ha de hacerse paralelo a la reconstrucción.

Iniciando por los pueblos que menos daños sufrieron y con un censo de población en toda la nación, está en las manos de Clinton “salvar” los destinos de Haití.

Las viviendas que habrán de entregarse a los damnificados, no importa de dónde provengan, ya que esos “celos” que han manifestado naciones que por décadas dieron la espalda al pueblo haitiano, lo mínimo que deben hacer es aportar por su reconstrucción.

El terremoto que acabó con miles de vidas, cientos de animales, decenas de sueños de una juventud, que emerge contra viento y marea, por hacer de su patria un país digno, se termino en unos segundos. El 12 de enero de 2010, inició un después para los “sufridos” haitianos.

Con el terremoto cayó sin golpe de estado, ni acuerdos políticos el palacio presidencial, su estructura imponente que era el orgullo de los haitianos; hasta René Preval, presidente de Haití, que sobrevivió a la tragedia no ha dado la cara, por el pueblo que lo llevó al poder.

¿Está Bill Clinton en disposición de hacer por Haití la hazaña que años atrás cuando timoneaba los destinos de la nación más poderosa del mundo? Me refiero, a que intervino en la crisis política de Jean Bertrand Aristide, un religioso que se enganchó a político y se convirtió en jefe del estado haitiano. Ese Aristide que permaneció en un exilio involuntario que lo llevó a amasar una gran fortuna, regresó a “cumplir” su mandato, gracias a la mediación de Clinton.

Hoy, Clinton tiene otro gran reto, que está llamado a no fracasar y devolverles a los haitianos un nuevo país. Entendemos que junto a los países que se han unido a la cruzada de la reconstrucción, él debe ser la cabeza.

Atrás han de quedar los paupérrimos vecindarios, mercados insalubres, escuelas y hospitales carentes de materiales y útiles escolares. Con la multimillonaria suma de dinero que se ha recaudado por donación, condonación de deuda externa, entre otros importantes aportes, hay que mirar hacia Haiti en las próximas décadas.

La papa caliente de Clinton es sanear ese estado y junto a sus ciudadanos enseñarles a organizarse, no escuchar las voces necias de los llamados “socialistas” de centro y sur América.
Hay que enfocarse en la realidad de cientos de niños que urgen de atenciones médicas y afectivas, ancianos que lloran su tragedia por haber perdido el techo que los cobijaba de la lluvia.

¿Quiénes deben darle una mano a Clinton? Las monjas, iglesias de todas las denominaciones y la diáspora haitiana que debe retomar su camino y hacer vida en Haití.

Frenar el nido de narcotraficantes y ladrones que se ubicaban en Haití porque sabían que era el último lugar donde los encontrarían y desde allí operar libremente ante la impunidad y la imposibilidad de negarse a decir no a unos sucios euros, dólares o cualquier otra moneda, utilizada para comprar sus falsas libertades.

Las ayudas aportadas por países como México, que recaudaron cientos de toneladas de alimentos, medicinas, agua, entre otras ayudas; comenzar a entregarlas. Dejar atrás el feo espectáculo de alimentar el morbo de una prensa que vive de las miserias humanas. Apagar las cámaras por dignidad al pueblo haitiano es lo que se espera que Bill Clinton comience a ejecutar.

No hay un mañana, el pueblo haitiano debe resurgir como el ave Fénix, así como se ha encontrado con vida bajo los escombros personas que han sobrevivido, tras el terremoto comiendo tierra, hay que destapar la verdadera realidad que las ONG y líderes de panfletos, que se alimentan de la atención de la prensa que se ocultan en un “exilio” y han vivido de sus millonarias recaudaciones a costa de la sufrida nación.

Abrir escuelas, e impartir docencia en las ciudades menos afectadas por la tragedia y hacer un censo urgente, para saber las necesidades de las comunidades y de donde proceden sus habitantes.

Ante un terremoto devastador, hay que confiar en que la administración de los dineros provenientes de la comunidad internacional, fluya, en manos confiables.

El orden debe empezar en la voluntad de un pueblo que ha sido desdichado en toda su historia, aún en su independencia y liberación de una esclavitud que fue mil veces peor que ese fatídico terremoto.

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