¿Cómo está Michael Schumacher, leyenda de la F1, a 12 años del accidente?

Michael Schumacher, la persona más influyente en la historia de la F1

El 29 de diciembre de 2013, la historia de Michael Schumacher dio un giro inesperado y definitivo. Mientras practicaba esquí en los Alpes franceses, el siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 sufrió una fuerte caída que le provocó un traumatismo craneoencefálico severo, el único diagnóstico oficial que se conoció y que marcó el inicio de una larga y compleja batalla médica.

Hay que recordar que el impacto fue especialmente grave en el lado derecho del cráneo, con lesiones adicionales en el cuello y en la zona occipital, áreas clave para el funcionamiento neurológico. Como consecuencia, Schumacher presentó hemorragias internas y un edema cerebral que obligaron a una atención inmediata. Fue sometido a dos cirugías de urgencia y, debido a la gravedad de su estado, los médicos decidieron inducirlo a un coma que se prolongó durante seis meses, mientras su cuerpo intentaba estabilizarse.

Tras ese periodo crítico, el expiloto alemán fue trasladado a su residencia, donde desde entonces recibe cuidados médicos especializados de forma permanente. En su momento se conoció que su cerebro permanecía rodeado de líquido dentro del cráneo, una condición que explicaba la extrema fragilidad de su estado y la necesidad de un tratamiento constante y altamente controlado.

Reportes médicos
Uno de los factores determinantes para que Schumacher sobreviviera fue el casco que llevaba puesto al momento del accidente. Aunque no logró disipar por completo la energía del impacto, sí evitó un desenlace fatal inmediato. Sin embargo, la fuerza residual fue suficiente para causar daños profundos y duraderos que, más de una década después, continúan condicionando su vida.

Desde 2014 no se han emitido reportes médicos oficiales sobre su estado de salud. Ese silencio, lejos de ser casual, responde a una decisión consciente de su familia, que optó por proteger la intimidad del expiloto y mantenerlo alejado del escrutinio público. La ausencia de información alimentó especulaciones, pero también reforzó el respeto generalizado hacia una figura que siempre defendió su vida privada.

Antes del accidente, Michael Schumacher ya era una leyenda viva del automovilismo. Debutó en la Fórmula 1 en 1991 y rápidamente se destacó por su disciplina, su precisión técnica y una mentalidad competitiva que lo llevó a dominar la categoría durante años. Ganó siete títulos mundiales, dos con Benetton y cinco con Ferrari, equipo con el que protagonizó una de las etapas más exitosas y dominantes en la historia del deporte.

Una leyenda de la F1
Sus números hablan por sí solos: 91 victorias, 68 pole positions y 155 podios, registros que durante años lo convirtieron en el referente absoluto de la Fórmula 1. Tras una primera retirada, regresó entre 2010 y 2012 con Mercedes, en una etapa final marcada más por la experiencia que por los resultados. Al cerrar definitivamente su carrera, dejó una huella imborrable en las pistas.

A 12 años del accidente, el nombre de Michael Schumacher sigue ligado a la grandeza deportiva, pero también al silencio. Su legado permanece intacto en la memoria colectiva, mientras su vida transcurre lejos del ruido, sostenida por el cuidado médico y por una familia que decidió que su historia personal se viva en privado.

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