Santo Domingo. Julio es el mes dedicado a crear conciencia sobre el sarcoma, un tipo de cáncer poco frecuente pero altamente agresivo, que muchas veces pasa desapercibido hasta llegar a etapas avanzadas.
De acuerdo con la doctora Marlenne Hernández, oncóloga clínica de IntraCare Center, el sarcoma es una enfermedad que representa menos del 1 % de los cánceres en adultos, pero que desafía profundamente al mundo médico por su complejidad y evolución silenciosa.
Puede afectar tanto a niños como a adultos, y tiene la particularidad de originarse en los tejidos conectivos del cuerpo, como huesos, músculos, grasa, vasos sanguíneos o cartílago. Según su localización, se clasifica en sarcomas de partes blandas y sarcomas óseos, cada uno con múltiples subtipos que presentan características propias. Entre los más conocidos están el osteosarcoma, el sarcoma de Ewing, el rabdomiosarcoma y el liposarcoma.
Uno de los grandes retos del sarcoma es su carácter asintomático en etapas tempranas, lo que dificulta un diagnóstico oportuno. A menudo, los primeros signos son bultos que crecen lentamente en zonas como brazos, piernas, abdomen, tronco, cabeza o cuello. Aunque al principio no suelen causar dolor, pueden comprometer nervios o articulaciones, generando molestias y limitaciones en el movimiento.
Aunque en muchos casos no hay una causa directa identificable, se han vinculado factores de riesgo como tratamientos previos con radioterapia, ciertos síndromes hereditarios, el linfedema crónico o la exposición a sustancias químicas. El diagnóstico requiere pruebas de imagen como resonancias y tomografías, pero la confirmación solo puede hacerse mediante una biopsia. También es esencial evaluar si hay metástasis, siendo los pulmones el sitio más común de diseminación.
El abordaje de los pacientes con sarcoma implica la participación de un equipo multidisciplinario
El tratamiento del sarcoma depende de múltiples factores, como su tamaño, tipo y localización, aunque la cirugía suele ser la primera línea de acción. En muchos casos, se complementa con quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia o terapias dirigidas. Detectarlo a tiempo hace una gran diferencia: las tasas de supervivencia pueden superar el 60 % si se aborda en etapas tempranas, pero bajan considerablemente cuando el cáncer ya se ha propagado.
Algunos subtipos afectan con mayor frecuencia a niños y adolescentes, como el osteosarcoma o el sarcoma de Ewing, mientras que otros son más comunes en adultos de entre 40 y 60 años. Por eso, la detección precoz es vital: cualquier masa de crecimiento progresivo, aunque no cause dolor, debe ser evaluada por un especialista.