La digestión de los alimentos se inicia en la cavidad oral, razón por la que es importante masticar bien. No en vano, la correcta trituración de los alimentos no solo favorece la absorción de nutrientes en el tracto intestinal, sino que cuanto más masticamos, más lento comemos y, en consecuencia, más saciados nos sentimos. O dicho de otra manera, prolongar la masticación hace que tengamos menos apetito durante el resto del día, lo que evita posteriores ingestas de alimentos tan banales como innecesarias. Tal es así que un estudio publicado en 2012 concluyó que el secreto para no engordar reside en masticar la comida durante 30 segundos antes de tragarla.
Pero parece que los beneficios de ejercitar nuestros músculos maseteros no acaban aquí. Y es que como sugiere un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Manchester (Reino Unido), una correcta masticación también nos puede proteger frente al desarrollo de infecciones en la cavidad oral.
Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Inmunity», describe cómoel proceso de masticación estimula la producción de linfocitos T colaboradores Th17, células del sistema inmune que juegan un papel fundamental en la lucha frente a las infecciones fúngicas y bacterianas que se presentan en la cavidad bucodental.
Como explica Joanne Konkel, directora de la investigación, «el sistema inmunitario lleva a cabo un notable ejercicio de equilibrio en las zonas de barrera como la piel, la boca y el intestino, en las que combate los patógenos dañinos a la vez que tolera la presencia de las bacterias amistosas. Y en este sentido, nuestro trabajo muestra que, contrariamente a como sucede en otras zonas de barrera, la boca tiene una forma especial de estimular los linfocitos Th17: no a través de las bacterias, sino de la masticación. En consecuencia, la masticación puede inducir una respuesta inmune protectora en nuestras encías».
