El peso de la mujer no es el único que importa cuando las parejas intentan concebir, sugiere un nuevo estudio.
Cuando tanto la mujer como su pareja son obesos, sus probabilidades de embarazo durante cualquier ciclo menstrual dado son más o menos la mitad que las de una pareja con un peso normal, según un análisis de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de EE. UU.
«Esto se traduce en que quizá tarden más para que ella quede embarazada», comentó la autora líder del estudio, Rajeshwari Sundaram, investigadora principal del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano de EE. UU., una unidad de los NIH.
Estudios anteriores han mostrado una asociación entre la obesidad femenina y una reducción en las probabilidades de embarazo en un único ciclo menstrual, además de un vínculo entre un mayor peso corporal en los hombres y un conteo de esperma más bajo, anotaron los investigadores.
Este estudio es novedoso porque inscribió a parejas que esperaban lograr un embarazo, no a parejas que se sometían a un tratamiento de fertilidad. Las medidas de la grasa corporal se tomaron antes de que concibieran, y los investigadores siguieron a cada pareja durante un año o hasta que ocurrió el embarazo.
Lauren Wise, profesora de epidemiología en la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston, dijo que «este estudio representa una importante contribución a la literatura sobre el tamaño corporal y la fertilidad en las parejas».
Wise, que no participó en el estudio, dijo que sus puntos fuertes incluyen el uso de más de una medida de composición corporal y la fertilidad a lo largo de múltiples ciclos menstruales. Los investigadores también controlaron la actividad física, un factor clave, añadió. Pero no tomaron en cuenta las dietas de las parejas.
Sundaram dijo que los hallazgos son representativos de las parejas en edad reproductiva de Estados Unidos.
Un total de 501 parejas de Michigan y Texas participaron en el estudio de 2005 a 2009, ya que estaban listas para intentar conseguir un embarazo. Se excluyó a las parejas estériles. Las mujeres tenían de 18 a 40 años y los hombres más de 18.
Los investigadores entrevistaron a cada miembro de la pareja para reunir datos sobre el estilo de vida, los hábitos y los antecedentes médicos y reproductivos. Las parejas completaron diarios todos los días sobre su vida sexual, y las mujeres registraron sus ciclos menstruales y los resultados de las pruebas de embarazo.
Enfermeros pesaron a cada participante y midieron su estatura además de la circunferencia de su cintura y caderas.
