Meditabundo: Cortos

La larga travesía nos impulsa a utilizar los sentidos y acrecienta la capacidad de observación. Estoy más que convencido de que la dicha nada tiene que ver con la riqueza o el poder.
 
Del 1 al 6 de octubre 1996 fue el Curso Pablo en la Escuela de Evangelización Juan Pablo II. Estuvimos en el barrio Capotillo evangelizando acompañado con un residente del sector. Comenzamos con una misa oficiada por el sacerdote de la parroquia Víctor Masalles. En distintos grupos por las casuchas arropadas por la pobreza extrema, nos recibían contentos, muy sonrientes, cantando, felices, rezaban.
 
Desde ese inolvidable día estoy en la circunstancia de ser pobre o rico, feliz o infeliz, son menos circunstancias.
 
El sistema corrupto Odebrecht nos puso meditabundo y se nos presenta el filósofo griego Dion Coceyo conversando con el emperador Trajano. Coceyo le dice: “El dinero no se deja atacar sin devolver el golpe. Siempre vuelve y lo hace con firmeza. Cada acción tiene su reacción. No se debe nunca infravalorar el tremendo valor del dinero, específicamente de quien lo ha tenido y lo ha perdido. Lo justo no agrada nunca a los que se acostumbran a la injusticia y más aún cuando esta era provechosa para ellos”.
 
Nuestro invitado de hoy es Tales de Mileto: “Feliz la familia que sin poseer grandes riquezas no sufre sin embargo la pobreza”.

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