La debacle azul en Round Robin

 
La debacle que han experimentado los Tigres del Licey en el Round Robin se evidencia en todos los aspectos básicos del juego, léase ofensiva, pitcheo y defensa.
 
Súmele a esto la ausencia de jugadores estelares, la pobre elección realizada en el sorteo de nativos e importados, al margen de las razones que pudieron incidir en las escogencias realizadas por el conjunto azul.
 
Para que se tenga una idea del descalabro del conjunto en este Todos contra Todos basta echar un vistazo a algunas estadísticas colectivas. Por ejemplo, el promedio colectivo de los Tigres es de apenas .166 (34 hits en 204 turnos oficiales al bate), con un pobre porcentaje de slugging de .237, con solo 10 extrabases conectados y fabrican 2.1 carreras por juego (13 carreras en 6 partidos).
 
Veamos, en ese tenor, algunos promedios de sus principales jugadores. Alejandro De Aza (.067), Michael Martínez (.154), Anderson Hernández (.167), Christian Marrero (.190), Donell Linares (.143), Yamaico Navarro (.208).
 
En lo relativo a la defensa, esta ha sido igualmente desastrosa. Han cometido un total de 9 errores, casi dos por partido. Yamaico Navarro encabeza con tres pifias, Michael Martínez, dos, en tanto que Willy Mo Peña, Donell Linares, y los lanzadores Esmil Rogers y Ramón Ortiz tienen uno cada uno. Añádale a esto los errores mentales que se advierten en cada uno de los encuentros que el conjunto ha participado en el Todos contra Todos.
 
Si analizamos el pitcheo, observamos que su porcentaje de carreras limpias es de 5.06 (27 carreras limpias permitidas en 48.0 episodios lanzados), permitiendo un total de 64 hits para una muy mala proporción de 12.0 hits permitidos por cada 9.0 innings lanzados y el promedio de la oposición es de .308.
 
La actuación del conjunto azul contrasta notablemente con lo exhibido en la serie regular, en donde los Tigres lideraron varios departamentos ofensivos y de pitcheo. Son muchos lo que sustentan la tesis de que el dirigente Rafael Landestoy no ha tomado las mejores decisiones en lo relativo al uso que le ha dado a sus jugadores, la confección de la alineación y la colocación defensiva de sus jugadores, no obstante, entendemos que dada la situación que hemos descrito en lo que respecta al bateo, la defensa y el pitcheo colectivo, ciertamente debemos llegar a la obligada conclusión de que las causas de la debacle azul tienen nombre y apellido: sus jugadores están pasando por un slump colectivo, lo cual se pone de manifiesto en la ejecución de jugadas que se suponen los jugadores deben ejecutar sin ningún tipo de problemas, se advierte poco entusiasmo y motivación en el dogout y la mística ganadora que, por antonomasia, siempre se ha destacado del equipo, está brillando por su ausencia.
 
Visto este panorama dantesco, surgen, como es natural, algunas interrogantes. Debe el equipo someterse a un autoanálisis crítico en lo relativo a la gestión gerencial que se ha implementado en el conjunto, qué tipo de políticas se deben llevar a cabo en aras de lograr que el conjunto vuelva a ocupar los lugares cimeros a los que están acostumbrados su miles de seguidores, qué tipo de reacción se debe gestar a lo interno?. Ojalá estas interrogantes puedan ser analizadas críticamente en su justa dimensión por los principales directivos del glorioso conjunto capitalino.
 

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