Benedicto XVI fue sometido hace menos de tres meses a una operación en una clínica vaticana para sustituirle el marcapasos, todo llevado con la más absoluta discreción y sin interrumpir la agenda del papa, según informa el diario económico italiano Il Sole 24 Ore.
La intervención, según la información publicada en exclusiva por el periódico, se llevó a cabo en secreto en la clínica Pío XI, propiedad del Vaticano, y fue practicada por el cirujano Luigi Chiareiello, director de la cátedra de Medicina de la Universidad Romana de Tor Vergata.
Chiariello, que vigila la salud del papa desde hace diez años, cuando le colocó el primer marcapasos, ha evitado hacer declaraciones al respecto.
Benedicto XVI se recuperó rápidamente de la intervención y no faltó a sus citas previstas, ni a los encuentros públicos de los miércoles con los fieles y el ángelus dominical.
Benedicto XVI anunció este lunes su renuncia al Pontificado debido su «edad avanzada» y a la «falta de fuerzas». Pese a que el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aseguró que el sumo pontífice no tiene ninguna enfermedad específica, preocupa el deterioro que el papa ha experimentado en los últimos meses y sus fieles se preguntan cuál es su verdadero estado de salud.
La salud de Benedicto XVI, de casi 86 años, ha preocupado desde que fue elegido papa, debido a que en septiembre de 1991 sufrió una hemorragia cerebral que le tuvo hospitalizado diez días en la Clínica Pío XI de Roma y de la que se recuperó satisfactoriamente.