Repaso a los minutos previos del concierto de Juan Gabriel

Repitiendo que lo pasaron “muy padre”, y con la mente puesta en Honduras donde el 23 de febrero se presentará Juan Gabriel, tomaron vuelo rumbo a México las 46 personas, entre músicos y equipo técnico, que estuvieron en Barranquilla para el concierto que el sábado ofreció El Divo de Juárez .
 
Después de haber probado las delicias de la gastronomía costeña y de otras regiones del país, José Luis Pérez, encargado de la producción técnica y logística de los conciertos de Juan Gabriel, explicó que el espectáculo original consta de 118 personas.
 
“Trabajar al lado de Juan Gabriel es sinónimo de perfección, pero también significa trabajar al lado de una gran familia y eso es fácil porque la música de Juan Gabriel ayuda a vivir en armonía”, dijo el productor técnico quien lleva 10 años junto al artista mexicano.
 
Aquí estuvo atento al funcionamiento de las 96 luces y de la pantalla de 14 metros de largo por 8 de altura desde donde se proyectó la producción que apoyó la intervención de Juan Gabriel con sus músicos.
 
Aseguró también el productor técnico que nunca hay un concierto igual a otro. “Juan Gabriel no dice lo mismo donde va, siempre hace cosas distintas, eso exige andar en la búsqueda de la perfección”.
En la misma línea trabajó en Barranquilla el empresario Enrique Chapman quien no se limitó a ubicar en el estadio Tomás Arrieta la silletería para que funcionaran a manera de palcos sino que las dispuso como para un gran evento social.
 
Cada silla tenía su forro, hubo mantel y un arreglo floral en cada mesa. Idénticos fueron ubicados, a manera de camino, en el piso del camerino construido para el artista mexicano. Fueron cuatro salones con aire acondicionado central para usos diversos, uno para el equipo de producción y otro para organizar su vestuario (con mesa para planchar). La zona de hidratación surtida con agua, Coca Cola, pan, frutas, miel de abeja, sal, té verde, manzanilla. Había copas, una licuadora y hasta leche. Esa mesa tuvo como punto focal una docena de rosas rojas.
 
En otro salón, dos arreglos de flores blancas, uno de ellos con frutas, dominaban una estancia con dos sillones y un espejo de cuerpo entero. Allí fue donde Juan Gabriel llegó con su hijo Iván, su maquillador y con su vestuarista a descansar media hora antes del concierto ‘Gracias por cantar mis canciones’.
 
Además de Enrique Champman un grupo de barranquilleros también con su experiencia trabajó para el éxito del concierto y de la puesta en escena, entre ellos, Duberney Castaño, Juan Peláez, Alfredo Estefanell; Christian Rodríguez, de Cravi Producción, ‘La Compañía’; Humberto Fernández, José Fernando Arango y Carlos Guerrero.
 
A estas alturas artistas y músicos ya están en su tierra comiendo chilaquiles, frijoles refritos al desayuno, y aquí la ciudad sigue al ritmo del Carnaval recordando las gracias que dio Juan Gabriel por cantar sus canciones.

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