La seducción de Eva
Welcont y Mery Dixie se empezaron a ver en el verano del 2006.
El con 40 años, ella con 28, los dos en situación de solteros. Comentaban y escribían acerca de asuntos tan importantes de los valores humanos así como de sus planes en el plazo inmediato. La conversación entre los dos era buena y bastante fluida.
Welcont le abrió a Mery Dixie su corazón en esos calurosos días en los que ella se encontraba sin ocupación laboral. Graduada en mercadeo, locutora, secretaría ejecutiva y varios cursos técnicos además una sólida formación cristiana. El creyó encontrar la mujer ideal por sus aspiraciones sociales y espirituales agregando a este perfil un comportamiento adecuado sin embargo, Mery Dixie, sus halagos y actuaciones con sentimientos, solo los valoraba como simple relación porque ella no tenía nada que hacer aunque cuando logró un empleo en otra ciudad acordaron visitarse dos o tres veces al mes.
La mujer de sus sueños, de su vida, una amiga con la que podía conversar y tratar con ternura en variados momentos. “Me superaré más, ampliaré mis ingresos para a su lado quedar”, se decía con frecuencia en aquellos días. No sucedió así pues esa Eva tenía otro Adán.
Welcont se dio cuenta que en el amor verdadero, la confianza y la comprensión son más necesarias que la intensidad de amar. Aprendió la lección y sacó la conclusión de que es mejor solicitar con pasión los pechos y vagina antes que madurar los buenos deseos.
Los dos temas musicales para complementar la historia; “Acompáñame a estar solo’’ y “Minutos” ambos escritos e interpretados por Ricardo Arjona.
¿Lo anterior es: argumento de novela, comedia romántica de Hollywood, un relato de ficción, título de una marca de perfume o una vivencia de la realidad?
“La amistad en febrero y todo el tiempo es de doble vía, es reciprocidad”.
