La primera rendición de cuentas del presidente Danilo Medina, al finalizar el Mes de la Patria en ocasión del 169 aniversario de nuestra Independencia, ha dejado tremendo alboroto en el ambiente político nacional, al tocar un tema considerado neurálgico para la salud de la República Dominicana.
La defensa de nuestros recursos naturales, sólo era lema de unos pocos: ambientalistas, jóvenes de diferentes estratos sociales que incansablemente pedían que se les escuchara y de otros que tienen antenas puestas de forma permanente, en el lugar mas profundo de sus corazones, para luchar en contra de actos que consideran afectan los intereses nacionales.
Y no eran más, les aseguro, pero ahora, tras su discurso del tradicional 27 de Febrero, fecha en que los presidentes del país deben presentar ante la Asamblea Nacional, el Cuerpo Diplomático acreditado en la República Dominicana y ante el pueblo en general, los detalles de las realizaciones oficiales, es cuando descubrimos que nuestro mandatario también forma parte, mejor dicho, encabeza las consignas y enaltece la Patria.
Al oír y ver el discurso en la tranquilidad de mi hogar aún resuena una palabra que no se ha apartado de mí: ¡INACEPTABLE!. Cuanto orgullo sentí, tanto, que me da miedo perderlo. Es que los dominicanos añorábamos oír esa palabra de quien dirige los destinos nacionales, en momentos en que una empresa extranjera se lleva las riquezas que Dios puso en nuestro suelo, sin siquiera detenerse a mirar los rostros de hambre y miseria de miles y miles de sus ciudadanos.
El pedido del presidente Danilo Medina para que la empresa de capital canadiense Barrick Gold se siente a renegociar el contrato firmado con el Estado Dominicano para la explotación de las minas de oro y plata de Pueblo Viejo, Sánchez Ramírez, tiene el apoyo de todo el pueblo, entre los que se cuentan aquellos que aprobaron y firmaron el mismo sin manosear los detalles, o mejor dicho, sin leerlo.
El alboroto que ha ocasionado este punto del amplísimo discurso de 31 páginas, ha rebasado las barreras de políticos de oposición, de artistas, comentaristas, editoriales de diarios, tanto impresos como digitales, gente que se sube en la OMSA, en el METRO de Santo Domingo, en los destartalados vehículos del concho, en los colmadones, en las esquinas, y entre vecinos,
Nadie ha querido quedarse con la boca cerrada, todos hablan de la valentía, el coraje, el patriotismo del presidente Medina. El alboroto no se ha hecho esperar, y ha sido bueno en medio del Carnaval, en medio de la Cuaresma y durante la celebración del Bicentenario del Natalicio del fundador de la República Dominicana, el más insigne de los nacidos en nuestra Patria: Juan Pablo Duarte.
