Chile evalúa daños tras potente terremoto

La presidenta Michelle Bachelet viajó este miércoles al norte de Chile para evaluar los daños causados por un fuerte terremoto seguido de un tsunami que dejó por lo menos seis muertos en el corazón minero del mayor productor de cobre del mundo.
 
El sismo de magnitud 8,2 que estremeció en la noche del martes el norte de Chile y disparó alarmas de tsunami a lo largo de todo el Pacífico latinoamericano, es el primer desafío para la presidenta socialista que asumió hace apenas tres semanas.
 
Mientras Bachelet aterrizaba en la ciudad portuaria de Iquique, una de las más golpeadas, miles de residentes volvían a sus casas tras pasar la noche a la intemperie en cerros y plazas por temor a un tsunami. Unas 900.000 personas fueron evacuadas a en la costa chilena.
 
La televisión mostró imágenes de calles bloqueadas por derrumbes. En el puerto de Iquique, pescadores revisaban los restos de centenares de pequeñas embarcaciones destruidas por el violento oleaje para ver qué podían rescatar.
 
El Papa Francisco, la presidenta brasileña Dilma Rousseff y el peruano Ollanta Humala fueron algunos de los que expresaron solidaridad con Chile tras el sismo.
 
Las autoridades todavía no han calculado el valor de los daños.
 
Pero la industria minera, que tiene algunas de sus mayores minas de cobre en el norte de Chile, casi no fue afectada por el terremoto.
 
La Armada chilena levantó alrededor de las 0900 GMT del miércoles la alerta de tsunami que todavía mantenía para la zona norte y centro del país.
 
Para muchos chilenos, la noche del martes revivió los amargos recuerdos del devastador terremoto de magnitud 8,8 seguido por un tsunami que hace cuatro años dejó unos 500 muertos y multimillonarios destrozos.
 
Las calles de Iquique fueron militarizadas para reforzar la seguridad, pero a diferencia del terremoto del 2010 no hubo reportes de saqueos.
 
En la mañana del miércoles las autoridades seguían tras la pista de centenares de presas que aprovecharon el caos del terremoto para escapar de una cárcel de Iquique.
 
De las 322 mujeres que se fugaron, alrededor de 100 ya habían sido recapturadas o se entregaron voluntariamente tras visitar a sus familias, dijo un fiscal regional al canal estatal de televisión TVN.

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