Los divididos líderes europeos celebrarán una cumbre la próxima semana en busca de una respuesta creíble a la peor crisis migratoria que afecta al continente desde la Segunda Guerra Mundial, que está dañando su imagen como ejemplo de paz.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que dirige las cumbres de la Unión Europea, pidió el viernes a los líderes del bloque de 28 países que dejen de endosar la responsabilidad a otros y construyan una política migratoria creíble.
Europa intenta lidiar con el arribo de cientos de miles de personas este año, llegados en su mayoría por mar desde Turquía a Grecia, para cruzar después los empobrecidos países de la antigua Yugoslavia, dos de los cuales -Croacia y Eslovenia- son integrantes de la UE.
El flujo migratorio está formado, sobre todo, por personas que huyen de la guerra y la pobreza en Oriente Medio, África y Asia, y generó amargas recriminaciones entre gobiernos europeos, así como el cierre temporal de las fronteras nacionales, minando uno de los beneficios más tangibles de la UE.
«Si no afrontamos esta crisis, creo que la UE se romperá», dijo un alto funcionario del bloque.
Cuando se reúnan el miércoles en Bruselas, los líderes europeos discutirán estrategias a largo plazo para lidiar con la crisis, como el aumento de la cooperación con Oriente Medio para reducir los incentivos de los refugiados para intentar llegar a Europa y un impulso a la ayuda al Programa Mundial de Alimentos y el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.
El sábado, el vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, dijo que la UE debe aportar 1.500 millones de euros (1.700 millones de dólares) a las dos agencias para cubrir sus carencias de fondos.
La UE se enorgullece de consolidar la paz entre países que hasta la Segunda Guerra Mundial combatieron de forma sangrienta y de impulsar la prosperidad retirando barreras internas entre sus estados, en los llamados acuerdos de Schengen.
