La UNESCO advierte que la libertad de expresión afronta su mayor retroceso en décadas

Female reporter at press conference, writing notes, holding microphone

El último informe mundial de la UNESCO sobre libertad de expresión y desarrollo de los medios advierte de un deterioro sostenido del periodismo y del derecho a la información a escala global. El aumento de la violencia contra periodistas, la presión política y económica sobre los medios, la desinformación amplificada por las plataformas digitales y los desafíos que plantea la inteligencia artificial configuran un escenario crítico para la democracia.

El último informe mundial sobre tendencias en libertad de expresión y desarrollo de los medios, elaborado por la UNESCO para el periodo 2022-2025, dibuja un panorama tan complejo como preocupante. El estudio constata que la libertad de expresión atraviesa uno de sus momentos más delicados desde la Segunda Guerra Mundial, con un deterioro sostenido que amenaza los cimientos democráticos y el derecho de la ciudadanía a recibir información veraz y plural.

Desde 2012, el índice global de libertad de expresión ha caído un 10%. No se trata de una oscilación coyuntural, sino de una tendencia estructural que se ha acelerado en los últimos años y que se vincula al debilitamiento de las instituciones democráticas, al retroceso de los equilibrios de poder y a una creciente hostilidad hacia el periodismo independiente. En numerosos países, la erosión del Estado de derecho y la polarización social han generado un entorno cada vez más adverso para el ejercicio del periodismo, reduciendo la transparencia y la rendición de cuentas.

El informe subraya que la violencia y las amenazas contra periodistas siguen siendo una realidad cotidiana. Los asesinatos, el acoso, el exilio forzado y la impunidad configuran auténticas “zonas de silencio”, especialmente en contextos de conflicto armado. Esta situación no solo pone en riesgo la vida de los profesionales de la información, sino que priva a comunidades enteras del acceso a datos contrastados, debilitando el debate público y favoreciendo la desinformación. Las mujeres periodistas, además, sufren de forma desproporcionada la violencia, tanto física como digital, lo que agrava las brechas de género en el ecosistema mediático.

El impacto de las plataformas digitales
A este escenario se suma la transformación acelerada del entorno digital. El informe advierte del impacto ambivalente de las nuevas tecnologías y, en particular, de la inteligencia artificial. Si bien estas herramientas han ampliado el acceso a la información y abierto nuevas posibilidades narrativas, también han intensificado la propagación de la desinformación, el discurso de odio y la manipulación algorítmica. La concentración del poder comunicativo en manos de grandes plataformas tecnológicas ha alterado las reglas del juego, afectando a la sostenibilidad económica de los medios y relegando el periodismo de interés público frente a contenidos diseñados para maximizar la atención.

La viabilidad económica de los medios emerge así como uno de los grandes desafíos del periodo analizado. La caída de ingresos publicitarios tradicionales, la dependencia de plataformas digitales y la dificultad para consolidar modelos sostenibles amenazan la independencia editorial y la pluralidad informativa. Sin recursos suficientes, resulta cada vez más difícil sostener redacciones profesionales, invertir en investigación o garantizar la seguridad de los periodistas.

En definitiva, el estudio de la UNESCO lanza un mensaje claro: sin un compromiso renovado con la libertad de expresión, la integridad de la información y el apoyo a unos medios libres, independientes y plurales, será imposible avanzar hacia sociedades más justas, informadas y democráticas.

Desde la Asociación de Medios de Información (AMI) consideramos que este panorama exige una respuesta firme y colectiva. La degradación de la libertad de expresión no es un problema lejano, sino un riesgo directo para la calidad democrática y para el derecho de los ciudadanos a estar informados. Por ello, desde AMI seguiremos analizando este contexto con rigor y luchando activamente por la libertad de expresión y el fortalecimiento de los medios de comunicación, convencidos de que solo con un periodismo fuerte y responsable se puede construir una sociedad verdaderamente libre.

Soluciones y razones para la esperanza: invertir en periodismo como bien público
Pese al grave deterioro de la libertad de expresión a escala global, el informe de la UNESCO no se limita al diagnóstico. El organismo internacional subraya que aún existen márgenes de actuación y tendencias positivas capaces de revertir, o al menos frenar, esta regresión histórica. La clave, insiste el informe, pasa por reconocer que la libertad de expresión y el acceso a información fiable no son opcionales, sino condiciones indispensables para la paz, la democracia y el desarrollo sostenible.

Entre 2020 y 2025, cerca de 1.500 millones de personas accedieron por primera vez a redes sociales y plataformas de mensajería. Este fenómeno ha ampliado las oportunidades de participación cívica y acceso a la información, especialmente en regiones donde los medios tradicionales tienen menor presencia. Sin embargo, la UNESCO advierte de que este potencial solo se materializa plenamente cuando existe un ecosistema informativo sólido, profesional y plural que actúe como referencia frente a la desinformación y el discurso del odio.

En este contexto, el periodismo de investigación colaborativo emerge como una de las tendencias más esperanzadoras. El trabajo conjunto entre redacciones, tanto a nivel nacional como transfronterizo, ha permitido destapar casos de corrupción, abusos de poder y delitos ambientales que difícilmente habrían salido a la luz de forma aislada. Al mismo tiempo, crece el número de medios que incorporan unidades de verificación de hechos, reforzando la credibilidad informativa en un entorno saturado de contenidos engañosos.

Otro avance relevante es el progresivo reconocimiento legal de los medios comunitarios en numerosos países. Estas iniciativas, apoyadas en marcos normativos más inclusivos, contribuyen a garantizar información local fiable, a dar voz a comunidades tradicionalmente invisibilizadas y a fortalecer el pluralismo mediático desde la base.

Junto a estas tendencias, la UNESCO plantea un conjunto de soluciones concretas que requieren voluntad política, cooperación internacional e inversión sostenida. En primer lugar, insta a los Estados a proteger e invertir activamente en el periodismo libre e independiente, reconociéndolo como una prioridad para la construcción de sociedades pacíficas. Sin medios viables económica y editorialmente, advierte el informe, no es posible garantizar información de calidad ni proteger a quienes la producen.

En segundo lugar, el organismo reclama mayor transparencia en el ámbito digital. En un ecosistema dominado por grandes plataformas, resulta imprescindible avanzar hacia modelos de gobernanza que aseguren el acceso transparente a la información, refuercen la rendición de cuentas y empoderen a los usuarios. En esta línea se enmarcan las Directrices para la gobernanza de las plataformas digitales impulsadas por la UNESCO, elaboradas con aportaciones de expertos de más de 130 países.

Finalmente, el informe destaca la alfabetización mediática e informacional como una herramienta estratégica. Formar a la ciudadanía para analizar críticamente los contenidos, identificar la desinformación y desenvolverse de forma segura en entornos digitales es esencial para reconstruir la confianza en la información y en el periodismo profesional. La UNESCO ha reforzado este ámbito mediante programas de formación dirigidos tanto a creadores de contenido como a audiencias, con el objetivo de fortalecer un consumo informativo más responsable y consciente.

En conjunto, el mensaje es claro: frente a la regresión de la libertad de expresión, la inversión en buen periodismo, la cooperación entre actores públicos y privados y el fortalecimiento de la alfabetización informativa no solo son soluciones posibles, sino imprescindibles para preservar el derecho a la información y la calidad democrática de nuestras sociedades.

Compartir esta publicación:

WhatsApp
Facebook
X
LinkedIn
Pinterest