En la navegación de la vida institucional, solo se alcanza puerto seguro con dignidad—el único real—cuando se sigue el rumbo verdadero, guiados por la sinceridad, la verdad y la transparencia.
Más aún cuando se interactúa en el puente de mando y frente a quienes, por haber surcado muchas veces esas aguas con éxito , conocen hasta los vientos que no se ven.
Como dice el viejo refrán marinero: “cuando unos apenas izaban velas, otros ya habían regresado del horizonte”.