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Se daban la gran vida en Miami mientras operaban un esquema de corrupción internacional

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Desde lujosas residencias en el sur de la Florida, donde fueron a refugiarse de la tormenta legal que enfrentaban en sus países, dos ejecutivos brasileños trabajaban casi en total anonimato, transfiriendo dinero a través de compañías de maletín hasta cuentas bancarias en Suiza y Panamá.

Los dos hombres eran engranajes de una maquinaria de corrupción multinacional de gran alcance y eficiencia creada por Odebrecht S.A. —el conglomerado de construcción brasileño con una fuerte presencia en Miami— para verter secretamente millones de dólares sobre políticos y burócratas y para esquivar impuestos. El papel crítico que jugaron los dos ejecutivos en Miami en el escándalo ha permanecido en secreto, publicó el el periódico El Nuevo Herald, de Miami, bajo las firmas de Kevin G. Hall, Antonio María Delgado y Nora Gómez Torres.

Hasta ahora
Gracias a la filtración de documentos secretos de la compañía y registros de archivos, un rompecabezas más completo de las prácticas corruptas de Odebrecht —y el papel de Miami en la trama de engaños— finalmente puede armarse.

Los documentos filtrados fueron suministrados al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación por la publicación ecuatoriana La Posta, y compartido con el Miami Herald, el Nuevo Herald y su empresa matriz McClatchy.

Los documentos esbozan la maquinaria detrás del esquema de sobornos, una operación tan burda que Odebrecht se vio obligada a mantener libros de contabilidad separados para llevar la cuenta de quienes estaban siendo sobornados y con qué cantidad de dinero.

Entre las conclusiones obtenidas durantes meses de investigación están:

Un rastro de dinero proveniente de Venezuela que pasaba por Miami.

Detalles nunca antes divulgados sobre los esfuerzo de Odebrecht por esconder de la comunidad de exiliados cubanos su participación en la construcción de instalaciones portuarias en Mariel.

Pagos secretos por más de $39 millones en relación con una central eléctrica en la República Dominicana.

Pagos secretos en Ecuador, que no habían sido revelados previamente, relacionados con un sistema de metro en Ecuador.

Odebrecht se declaró culpable en diciembre del 2016 de corrupción y aceptó pagar un récord de $3,500 millones en multas a autoridades normativas y el Departamento de Justicia estadounidense. Ninguno de los ejecutivos de la compañía han sido acusados individualmente en Estados Unidos y los nombres de los individuos involucrados en actividades ilícitas han sido guardados en secreto.

ERAN CONOCIDOS COMO EMPLEADOS DEL 1 AL 6
La saga de Odebrecht es más que el caso de una compañía corrupta que viola las leyes de Estados Unidos para obtener jugosos contratos. Opera en una esfera —América Latina— donde una seguidilla de administraciones estadounidenses han gastado miles de millones de dólares en ayuda internacional con la esperanza de contener el narcotráfico y respaldar políticas de libre mercado que podrían generar suficiente prosperidad para frenar una persistente ola migratoria.

Las actividades ilícitas de Odebrecht han socavado instituciones democráticas, engordado las cuentas bancarias de políticos antiestadounidenses, como los venezolanos Hugo Chávez y Nicolás Maduro, y detenido el progreso de economías emergentes como Guatemala, que dependen de la ayuda estadounidense.

El uso de compañías offshore para transferir dinero ilícito también resalta nuevamente el pernicioso papel que juegan en el comercio internacional.

De la misma manera que el caso de los Papeles de Panamá arrancó el velo que protegía el secreto sobre cómo delincuentes y corruptos usan compañías de maletín para esconder sus fortunas, la filtración de Odebrecht ha expuesto cómo los conglomerados multinacionales pueden emplear empresas offshore para arreglar el juego.

En todo el continente se adelantan en este momento numerosas investigaciones. Una de ellas llegó a su fin abruptamente el 17 de abril, cuando el ex presidente Alán García se quitó la vida de un balazo en la cabeza cuando los agentes enviados para arrestarlo por cargos relacionados con Odebrecht esperaban en la planta baja de su residencia.

Como parte del proyecto conjunto de investigación —en el que participaron más de 50 periodistas de investigación en 10 países y 19 publicaciones en todas las Américas— los empleados que habían sido citados en el arreglo extrajudicial de 2016 ahora pueden ser identificados.

Ese acuerdo había descrito que empleados de la compañía en Miami, durante un período entre 2014 y 2015, participaron “en acciones relacionados con ciertos proyectos para impulsar el esquema, como reuniones con otros coconfabulados para planificar acciones en relación con la División de Operaciones Estructuradas, el movimiento de recaudos ilícitos y otras conductas penales”.

Aunque no se identificaba por su nombre a los los empleados de uno al seis, el acuerdo brindó descripciones de sus ubicaciones y responsabilidades. En colaboración la revista brasileña Época, el equipo de investigación ha identificado a cada uno de ellos a través de múltiples fuentes independientes.

El número uno es Marcelo Odebrecht, el presidente ejecutivo de la compañía. Los empleados dos, tres y cuatro son integrantes de la División de Operaciones Estructurales —también conocida como la división de sobornos— que incluye al líder de la agrupación, Hilberto Mascarenhas Alves da Silva, así como a Luiz Eduardo da Rocha Soares y a Fernando Migliaccio.

Los cuatros tenían conocimiento de delitos cometidos en la región desde Miami, alega el documento extrajudicial, y además han admitido culpabilidad y cooperado con las autoridades brasileñas con la esperanza de obtener sentencias menos duras.

El empleado 5 es Marcio Faria, quien encabezaba la filial de construcción industrial y de energía de Odebrecht, mientras que el sexto empleado es Luiz Antonio Mameri, el otrora jefe de operaciones para América Latina y Angola. Ninguno de estos últimos estuvo destacado en Miami.

Pero Soares y Migliaccio se dieron de la gran vida en Miami, disfrutando de propiedades lujosas registradas a nombre de compañías de maletín anónimas. Los dos evitaron los préstamos hipotecarios, que suelen dejar un rastro que las autoridades pueden seguir. Ambos están actualmente en Brasil en espera de sentencia.

En el acuerdo extrajudicial, Odebrecht reconoció que su unidad de sobornos llevaba un sistema paralelo de contabilidad desde servidores en Suiza. LLamado Drousys, el sistema era usado principalmente para documentar y hacer seguimiento del pago de sobornos y de las contribuciones políticas pagadas en secreto.

Quienes operaban la maquinaria de sobornos tenían asignados nombres en código, al igual que cientos de personas que recibieron los pagos. Migliaccio usaba el llamativo apodo de Maverick cuando se refería a él mismo. Un político brasileño ya mayor con una esposa mucho más joven que él tenía el nombre de Viagra. Un político con una barba de chivo llamativa llevaba el nombre de Drácula.

Los integrantes del equipo de investigación obtuvieron copias de los directorios de archivos de Drousys y trabajaron minuciosamente para descifrarlos.

Aunque muchos documentos habían sido borrados, los directorios del Drousys (largas cadenas de descripciones sobre las carpetas y los archivos) brindaron pistas útiles sobre compañías fantasma, transacciones y transferencias bancarias, e incluso detalles sobre el papel de Odebrecht en la construcción de la terminal de contenedores recientemente inaugurado en el puerto cubano de Mariel, obra que enfureció a muchos cubanoamericanos en Miami.

Odebrecht S.A, que solicitó la protección por bancarrota de los acreedores en Brasil el 17 de junio, no es un nombre muy conocido en gran parte de Estados Unidos, pero en el sur de la Florida sus huellas están en todas partes. Los proyectos de obras públicas de la filial de la compañía en Miami incluyen el AmericanAirlines Arena, el estadio de fútbol de la Universidad Internacional de Florida, aeropuertos en Miami y en Fort Lauderdale, obras en el Puerto de Miami e incluso autopistas locales.

La subsidiaria, que no estuvo implicada en la investigación del Departamento de Justicia, ha preservado durante mucho tiempo un puesto de director en la agrupación de promoción comercial Enterprise Florida, privilegio que ha conservado incluso después de que su matriz admitiera culpabilidad y aceptara pagar la mayor multa por corrupción en la historia de Estados Unidos.

¿SANTOS EN UNA CIUDAD DE PECADORES?
La filial estadounidense de Odebrecht, operación independiente que trabaja por separado de la matriz en Brasil y de su División de sobornos, no fue mencionada en el acuerdo extrajudicial.

Aunque Soares y Migliaccio vivían y trabajaban en Miami, parecen haber operado desde un edificio diferente, apartados deliberadamente de las operaciones de la filial en Miami.

La pareja declaró que viajaban regularmente a República Dominicana, donde su jefe, Silva, se reubicó en medio de las crecientes investigaciones de Brasil que finalmente derrocaron a gran parte de la élite política de ese país.

Durante décadas, Miami ha sido sinónimo de corrupción pública, por lo que la ausencia de la filial local en el acuerdo del Departamento de Justicia llamó la atención.

El Departamento de Justicia declinó hablar sobre el caso, al igual que los fiscales del Distrito Este de Nueva York, que manejó el acuerdo y que algunos creen que está investigando un caso de corrupción similar vinculado con compañías petroleras estatales en América Latina. También se negaron a discutir las ramificaciones de la declaración de bancarrota de Odebrecht el 17 de junio para el acuerdo acuerdo extrajudicial, cuyos términos deben ser cumplidos antes de diciembre de 2021.

La compañía, en una declaración brindada en respuesta a las preguntas presentadas por el ICIJ en nombre de sus socios, dijo: “Odebrecht continuará realizando todos los esfuerzos ante las autoridades competentes para [mantener] un régimen de colaboración sin restricciones, siempre que la premisa básica de garantizar la seguridad legal y los compromisos asumidos por la empresa para una acción ética, integrada y transparente, sean respetados “.

No hay nada en los directorios de archivos del Drousys que apunte por nombre a la filial de Miami, ni a su antiguo director, Gilberto Neves, quien dirigió la oficina entre 2000 y 2016. No hay indicios de que él tuviese un código secreto que lo identifique dentro del sistema.

“Los 78 ejecutivos acusados o implicados fueron enumerados y nombrados en numerosas publicaciones y documentos judiciales, y nunca he estado en esa lista porque no tenía conocimiento o participación y nunca he sido contactado por ningún fiscal o autoridad de ningún país”, dijo Neves en una declaración proporcionada a través de su abogado, donde agregó: “Me fui de Odebrecht hace más de tres años. Me fui por elección y en buenos términos”.

Pero hay algunas referencias que están abiertas a la interpretación.

Por ejemplo, la mayoría de las compañías de Odebrecht son mencionadas en el sistema paralelo de contabilidad por sus iniciales. Los documentos mencionan a OCII, que podría ser Odebrecht Construction Inc., con sede en Miami, y también hay una referencia a OCI Solutions, que podría ser Odebrecht Global Solutions, cuya sede también está en Miami.

Las operaciones de Odebrecht en Miami eran en realidad en una serie de compañías, y no todas se mantenían activas. Una de ellas, no relacionada con Neves, fue instrumental para respaldar una solicitud conjunta de préstamos del Banco de Exportación e Importación de Estados Unidos en 2010 para la obra de Odebrecht S.A. en la Autopista del Coral, una carretera privada en República Dominicana mencionada en muchos registros de Drousys.

Uno de los nombres vinculados a esa obra es el de Ángel Rondón Rijo, un comerciante de la isla que en diciembre de 2017 fue incluido en una lista de sanciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por corrupción.

Neves niega tener algún conocimiento del sistema Drousys o sobre las actividades de sus compañeros en la alta gerencia de la compañía.

Resaltó que su división “realizaba negocios exclusivamente para clientes en los Estados Unidos”, y agregó que “no tenía autoridad, ni información, ni participación en actividades específicas relacionadas con ninguna operación en otros países”.

La oficina en Estados Unidos de Odebrecht declinó solicitudes de entrevista y no quiso responder preguntas específicas. En un comunicado, la compañía dijo que “ningún empleado actual de Odebrecht USA ha sido investigado ni acusado de ningún delito en relación con esta investigación”.

LA GRAN VIDA EN MIAMI
En testimonios brindados ante fiscales brasileños revisados por McClatchy y el Miami Herald, Migliaccio dijo que Odebrecht lo trasladó a Miami y compró un condominio de lujo. Los registros de propiedades muestran que se encontraba en el edificio Península II en Aventura.

Como era costumbre en Odebrecht, la compra se consumó a través de una empresa fantasma. En este caso, a través de una registrada en las Islas Vírgenes Británicas bajo el nombre de Irana Finance Inc. La fecha de la transferencia del documento de garantía fue el 23 de septiembre de 2014. Irana había sido aprobada como comprador por el comité de autorizaciones de Peninsula una semana antes, el 17 de septiembre.

Los registros públicos muestran que la dirección de Irana es la misma que la del condominio Aventura de Migliaccio. Un año después, registró dos motos acuáticas de doble casco, una Bombardier Sea-Doo y una Yahama Waverunner, bajo la dirección de Aventura.

Migliaccio fue arrestado en Suiza en febrero de 2016 cuando intentaba transferir fondos y cerrar cuentas. Extraditado a Brasil, proporcionó testimonios detallados sobre las operaciones de la División de Sobornos.

Dos números de teléfonos de Miami vinculados con Migliaccio parecen funcionar todavía. Uno tiene un mensaje que advierte que no acepta llamadas. Un mensaje dejado en la otra línea no fue devuelto. El edificio cuenta con numerosos propietarios de condominios brasileños y varios que figuran en un grupo de correo electrónico de propietarios se negaron a hablar sobre su supuesto vecino.

Los registros de impuestos a la propiedad muestran que los impuestos de Irana se han pagado fielmente hasta 2018 y no hay reclamos contra el condominio, que el año pasado tuvo un valor estimado de $830,409.

Migliaccio fue tesorero del sistema de contabilidad paralelo de Odebrecht y todos los datos apuntan a que mantenía un perfil bajo.

Luiz Eduardo Soares lo precedió en la división por dos años y ayudó a establecer el sistema Drousys. Según los documentos judiciales brasileños, fue el hermano de Soares, Paulo, un experto externo en tecnología de la información, quien estableció Drousys para Odebrecht en Suiza, la capital del secreto bancario.

A diferencia de Migliaccio, Soares tenía un perfil más alto, optando por un condominio más lujoso. Los registros de propiedades muestran que vivió en el costoso edificio Marqués de Biscayne Boulevard, cerca del Viaducto MacArthur.

Newland Financial Group Inc., una compañía offshore registrada en las Islas Vírgenes Británicas con domicilio en Panamá, compró la unidad en una venta de emergencia por $800,000 en 2011. Su valor estimado el año pasado fue de más de $ 1.1 millones y sus impuestos estaban al día, aparentemente libre de reclamos.

Una búsqueda en los registros corporativos de la Florida usando esa dirección muestra que Soares utilizó Trust Advisers Corporation y su veterano propietario, David Southwell, para crear una compañía llamada Rolemia Funds LLC en febrero de 2015. En una entrevista telefónica, Southwell reconoció que Soares era su cliente, lo describió como “un tipo realmente agradable” y dijo que usó los servicios de Southwell para impuestos y registros corporativos antes de desaparecer literalmente.

Rosemany Giacomeli Soares, la esposa de Luiz, aparece en el registro corporativo de Florida como propietaria de Erica Giacomelli Interiors LLC, creada en mayo de 2015. Erica es su hija, quien estudió diseño en Milán. La página web de negocios de Erica muestra su trabajo de diseño en el condominio de lujo.

Rosemary Soares también aparece en los Papeles de Panamá, la filtración masiva de documentos secretos de la firma de abogados Mossack Fonseca. Recibió un poder sobre una compañía offshore que aparece en el sistema de Drousys llamada Salmet Trading. Mossack Fonseca dejó de prestar sus servicios a Salmet y a una filial en el exterior, Davos Holding Group S.A., después que Soares y otra figura de la División de Sobornos, Olívio Rodrigues, cayeron en el radar de los fiscales brasileños.

Debido a que los condominios están registrados bajo corporaciones anónimas de Florida y el Caribe, no es posible afirmar con certeza que Soares y Migliaccio son los verdaderos dueños. La falta de transparencia en tales transacciones financieras es la razón por la que el senador Marco Rubio, el republicano por la Florida, y Ron Wyden, demócrata de Oregon, están preparando un proyectos de ley para exigir que se revele la identidad real de los compradores al Departamento del Tesoro.

“Es imperativo que la policía tenga la información básica, las herramientas y las autoridades a su disposición para identificar y desactivar los actos delictivos que ponen a nuestras comunidades y nuestra seguridad nacional en riesgo”, dijo Rubio.

Wyden agregó: “Nuestro proyecto de ley brindaría una solución sencilla al terminar el anonimato y al registrar a los propietarios de estas compañías desde el primer día”.

DESDE LA BAHÍA DE BISCAYNE HASTA BOSTON
Un tercer ejecutivo de Odebrecht en problemas vinculado con Miami es el ex jefe de operaciones en Venezuela, Euzenando Azevedo. El brasileño era amigo de Hugo Chávez, el difunto y carismático líder venezolano. Esa proximidad llevó a los diplomáticos de muchos países a usarlo a él y a Odebrecht como un canal de acceso a Chávez, de quien Azevedo se hizo amigo a fines de los años 1990.

Azevedo testificó en Brasil en diciembre de 2016, el mismo mes del acuerdo extrajudicial de Odebrecht en Estados Unidos, que se vio obligado a mudarse a Miami cuando el sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, exigió que Azevedo fuera removido de su puesto.

Su transgresión, dijo Azevedo, es haberle dado $15 millones al candidato presidencial de la oposición Henrique Capriles a nombre de Odebrecht, lo cual hizo a través de un intermediario.

Eso fue mucho menos, dijo, que los $35 millones en pagos secretos realizados por Odebrecht S.A. a la campaña de Maduro en 2013. Todavía Maduro estaba furioso. Una explicación: un artículo publicado en febrero de 2018 en el Nuevo Herald reportó que Maduro en realidad le pidió a Azevedo $50 millones para garantizar que Odebrecht continuara consiguiendo proyectos en Venezuela.

En 2015, en Miami, Azevedo se convirtió brevemente en el jefe de Neves, quien por mucho tiempo llevó las riendas de las operaciones de Odebrecht en Miami.

Mientras era ejecutivo de la compañía en Estados Unidos, Azevedo supervisó un proyecto de la autopista de Houston y las mejoras de la carretera miamense SR 836, conocida como la autopista Dolphin, y en Krome Avenue (SW 177 Avenue).

Para ese momento, el barco ya comenzaba a hacer agua en Brasil, pero el mensaje transmitido en Miami por la empresa es que todo andaba bien.

“Negaron participar en algo ilícito hasta el último minuto”, dijo un ex ingeniero de Odebrecht que habló a condición de no ser identificado, en parte debido a la corrupción actual del nombre Odebrecht. “Es vergonzoso que hayan participado en esta [corrupción]”.

Azevedo no parece tener propiedades a su nombre en Miami ni en ningún otro lugar de Estados Unidos. Pero lo mismo no puede decirse de su hijo. Durante un período paralelo a su creciente influencia en Odebrecht y Venezuela, el hijo de Azevedo, también llamado Euzenando, se convirtió en un prominente hombre de negocios en Estados Unidos.

Hoy con 39 años de edad y apodado Euz, es dueño de varias propiedades y de varios restaurantes y bares en Boston. En un artículo publicado en septiembre de 2013, le dijo al Boston Globe que su “familia tenía los medios para darle un comienzo en el negocio de los restaurantes” y que se quedó al terminar sus estudios universitarios con una visa de inversionista.

En el mismo artículo, el hijo llama al padre un modelo a seguir que le enseñó que “tienes que saber y jugar bajo las reglas para luego ganar”.

A través de un abogado, Euz dijo que su padre, bien recompensado, le ha regalado dinero a lo largo de los años, pero que no invertía en los negocios de su hijo. El dinero del regalo provino de una cuenta en Estados Unidos y los dos padres declararon los regalos, que él insistió de ninguna manera reflejó el dinero ilícito de Venezuela.

Una carta con fecha del 6 de noviembre de 2017 de un fiscal federal suizo a la embajada de Suiza en Caracas muestra que Euzenando Jr. era un firmante autorizado de una cuenta bancaria suiza en la Banca Privada de SG vinculada a una empresa fantasma llamada Savage Garden International Limited. Azevedo padre controlaba la cuenta: una de las 27 cuentas enumeradas en la carta sobre personas vinculadas con Odebrecht y escándalos de soborno relacionados en Venezuela.

El documento secreto fue visto por McClatchy, el Miami Herald y el aliado en el proyecto, Armando Info. Como mínimo, significa que en un momento Euz tuvo acceso al dinero de su padre. A través de su abogado, Euz confirmó tener acciones sin derecho a voto en Savage Garden International, pero nunca tuvo poder notarial ni control alguno. Las autoridades brasileñas conocen de la cuenta bancaria suiza, que según dijo, retuvo pagos de bonificaciones de su padre, que finalmente fueron transferidos a Estados Unidos hace más de una década.

El joven Azevedo tiene una unidad de $1.3 millones en el elegante Bath Club Condos en Collins Avenue en Miami Beach. Fue comprada en 2011 y luego fue “vendida” en 2013 a una nueva compañía de responsabilidad limitada llamada Azevedo Bath Club LLC. Un registro de propiedades de Miami-Dade de 2016 mostraba al joven Azevedo como propietario en una solicitud de permiso para instalar baldosas de mármol.

Los socios en el proyecto de investigación Guilherme Amado, de la revista Epoca, y Tiago Mali, de Poder 360, contribuyeron desde Brasil. Joseph Poliszuk contribuyó desde Colombia para el portal venezolano de noticias Armando Info. También contribuyeron Monika Leal, del Miami Herald, y Ben Wieder del la Oficina de McClatchy en Washington.

De izquierda a derecha: Marcelo Odebrecht, presidente ejecutivo de Odebrecht; Hilberto Mascarenhas Alves da Silva, jefe de la División de Operaciones Estructuradas; Luiz Eduardo da Rocha Soares, subalterno de Da Silva; Fernando Migliaccio, tesorero de Da Silva; Marcio Faria do Bentos, alto ejecutivo de construcci;on indusgtrial en el negocio de la energía, y and Luiz Antonio Mameri, quien era presidente de Odebrecht para América Latina y Angola.

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