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Jugadores de RD entre ocho latinos en boleta para el Salón de la Fama de Cooperstown

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MLB.- Ocho figuras de América Latina aparecen este año en la boleta para el Salón de la Fama de Cooperstown. Todos fueron estrellas en Grandes Ligas y aspiran a conseguir por ello un lugar entre los más grandes del béisbol.

No todos poseen la misma opción de lograr un sitio en el histórico pabellón, sin embargo. Y aunque la presencia latinoamericana es pequeña en el templo neoyorquino, al menos dos de los candidatos que representan a la región entre esos 35 nombres que recoge la papeleta tienen una altísima oportunidad de descubrir el año próximo su ansiada placa de bronce.

Mariano Rivera, Panamá
Es el gran favorito entre los elegibles de esta ocasión y el más sobresaliente entre los 20 ex peloteros de todas las nacionalidades que se estrenan en esta oportunidad.

El panameño es el pitcher con más juegos salvados en la historia, nada menos que 652, pero su leyenda va mucho más allá de eso y se cementa sobre un dominio superlativo desde la lomita.

De él se dice que fue dueño de la mejor recta cortada que haya existido. Pero hay detalles que no son subjetivos. De las 18 temporadas en las que fue utilizado exclusivamente como relevista, siempre con los Yanquis de Nueva York, Rivera tuvo efectividades por debajo de los tres puntos en todas, menos en una.

Por eso dejó 2.21 de promedio de carreras limpias y su efectividad ajustada de 205 es la mejor de todos los tiempos en la Gran Carpa.

Su fama se hizo más grande gracias a los 96 encuentros que disputó en postemporadas, con una microscópica efectividad de 0.70, balance de 8-1 y 42 salvamentos más.

No entrará de manera unánime, pues ya está visto que nadie lo consigue. Pero es la última figura alrededor de la cual se discute si acaso no merece tal honor.

Edgar Martínez, Puerto Rico
El toletero boricua llega a su décima y última oportunidad con gran chance de conseguir la ansiada placa.

Hace un año le faltó menos de 5 por ciento para completar las tres cuartas partes necesarias para lograr la entronización. La experiencia indica hasta ahora que casos así terminan por salvar la última brecha y consiguen el boleto al Salón de la Fama.

Martínez no es el caso sentimental defendido por unos pocos. Se trata de uno de los bateadores más avezados en su generación, que por no haber conseguido mayores totales ha pagado con una larga espera.

Disparó 2.247 hits y sacó 309 jonrones, con 1.261 carreras empujadas. Pero sus promedios de .312/.418/.515, sus dos títulos de bateo, sus dos lideratos en biangulares y sus cinco campañas sobre 1.000 puntos de OPS prueban que ha sido uno de los paleadores más peligrosos de los últimos 30 años.

Disparo 514 dobletes y cerró con .933 de OPS de por vida, con un OPS ajustado de 147. Si hay que elegir al bateador designado ideal para Cooperstown, no hace falta esperar hasta que llegue la hora de David Ortiz.

Omar Vizquel, Venezuela
El caraqueño tuvo un sólido comienzo en la planilla de votación, consiguiendo 37 por ciento de los votos en su primer año de elegibilidad.

Vizquel es uno de los candidatos más polarizantes en esta elección. Muchos le recuerdan por sus 11 Guantes de Oro, su impecable elegancia y su estilo innovador, que incluyó jugadas con marca de fábrica, como aquella de tomar rodados con la mano sin guante, importando poco la fuerza de las conexiones, cuando no tenía mucho tiempo para hacer el out en primera base.

Sus casi 3.000 hits, sus más de 400 bases robadas y sus 1.445 anotadas también le granjean apoyos, pero en su contra hay críticos que señalan que muchos de sus registros se deben al largo tiempo de servicio que acumuló, al punto de que participó en 24 campeonatos.

Es el shortstop con más juegos disputados, más doble plays facturados y el de mejor promedio defensivo de todos los tiempos, gracias a que apenas cometió 183 errores en los más de 2.700 encuentros que apareció en la posición. A pesar de tales méritos, hay quienes indican que sí, fue un gran campocorto, pero le comparan con Ozzie Smith para aseverar que no logró cruzar la frontera de los más grandes.

Su hora llegará muy posiblemente dentro de tres o cuatro años, una vez que salgan de la papeleta esos ex jugadores que, como Roger Clemens o Barry Bonds, siguen apareciendo sin lograr la mayoría absoluta de los votantes, robando votos que otros candidatos podrían aprovechar.

Su compatriota Luis Aparicio necesitó un lustro para convencer a los electores y fue seleccionado cuando las principales estrellas con las que compartió la papeleta finalmente entraron. Es posible que a Vizquel le toque lo mismo alrededor del año 2022.

Manny Ramírez, República Dominicana
El polémico quisqueyano debería ser un miembro indiscutible de Cooperstown, si se tratara solamente de sus brillantes números, que incluyen 555 vuelacercas y promedios de .312/.411/.585.

Tiene un abrumador OPS vitalicio de .996, que clama por un sitial entre los más notables. Pero el antiguo patrullero también carga con el fardo de su mala reputación, lo que no le granjea las simpatías que otros peloteros cuestionados, como Clemens y Bonds, sí tienen.

A su díscolo carácter, que le llevó a protagonizar polémicos episodios en más de una ocasión, se unieron sus reiterados problemas con la política antidopaje de Grandes Ligas, fallando los exámenes en dos oportunidades.

Fue uno de los mejores bateadores de su generación y llevó 1.831 carreras al plato, pero apenas consiguió 22 por ciento de los votos cuando apareció en el proceso por tercera ocasión. Le va a costar enormemente completar con éxito el recorrido.

Sammy Sosa, República Dominicana
Otrora emblema de los Cachorros de Chicago, Sosa es hoy el rostro de la Era de los Esteroides, a pesar de que jamás falló una prueba y que en su contra existen menos pruebas que las levantadas contra Bonds, Clemens y Ramírez.

El slugger dominicano depósito 609 pelotas en las gradas, llevo 1.667 rayitas al plato y es uno de los dos peloteros en la historia de las Grandes Ligas con cuatro temporadas consecutivas sobre los 50 bambinazos, así como el único con tres temporadas por arriba de los 60.

Mark McGwire es el otro toletero con cuatro cosechas corridas sobre el medio centenar de jonrones, pero en su último intento para entrar al Salón de la Fama apenas consiguió 12 por ciento de los votos y quedó eliminado de la contención, al agotar sus 10 chances.

Sosa no alcanzo el 8 por ciento en 2018, cuando apareció en el proceso por sexta oportunidad. Al igual pasa con Ramírez y pasó con McGwire, su opción parece reducirse a medida que el tiempo pasa.

Miguel Tejada, República Dominicana
El productivo infielder ingresa a la papeleta por primera oportunidad, pero corre el riesgo de sufrir el mismo destino que sus connotados compatriotas envueltos en versiones sobre sustancias prohibidas.

Hubo un tiempo en que Tejada fue visto como el epítome de los torpederos productores, un raro caso de parador en corto capaz de dar entre 40 y 50 dobles y llevarse la barda en más de 30 oportunidades por torneo.

Durante seis campeonatos, entre 2001 y 2006, disputó los 162 juegos de su equipo, y en total acumuló 307 bambinazos y 1.302 remolcadas.

Esas cifras deberían apoyar una sólida candidatura. Pero Tejada también se convirtió en emblema de la Era de los Esteroides. En 2005 fue señalado como consumidor de esteroides por Rafael Palmeiro; José Canseco lo citó como sospechoso en su polémico libro de ese mismo año; en 2006 estuvo involucrado en la investigación federal iniciada alrededor del pitcher Jason Grimsley; en 2007 fue mencionado en el Reporte Mitchell, como presunto comprador de anabolizantes; en 2008 fue investigado por congresantes de los Estados Unidos; y en 2009 fue acusado de mentirle al Congreso respecto al dopaje, lo que le llevó a recibir condena de un año bajo palabra.

Allí no terminó todo, pues en 2013 fue suspendido por dar dos veces positivo por anfetaminas y este año su hijo estuvo mencionado en rumores de dopaje durante el proceso internacional de firmas de julio 2.

Parecen demasiadas pruebas en contra para pensar que podrá sobrevivir a su primera oportunidad en la boleta.

Freddy García, Venezuela
El derecho es uno de los mejores lanzadores venezolanos de todos los tiempos en las Grandes Ligas y se retiró como el pitcher más ganador de su país, con 156 lauros en 15 temporadas.

García tuvo momentos brillantes. Llegó a tener el récord de victorias en una temporada entre sus connacionales, con 18, y en 2001 fue líder en efectividad e innings lanzados en la Liga Americana, el primero de sus paisanos en conseguir tales cosas en alguno de los circuitos.

En su tierra recuerdan todavía su triunfo en el juego decisivo de la Serie Mundial que en 2005 conquistaron Oswaldo Guillén y sus Medias Blancas. Con el tiempo, sus logros fueron superados por Johan Santana y posteriormente por Félix Hernández. Pero sigue siendo una referencia en la nación suramericana.

Esta, sin embargo, será muy posiblemente su única aparición en la escogencia, visto que Santana, con muchos mejores números que él y con un caso que llevó a algunos a compararlo con el mismísimo Sandy Koufax, se quedó en el camino durante su estreno, hace 12 meses, sin alcanzar siquiera el 5 por ciento necesario para volver a ser considerado.

Plácido Polanco, República Dominicana
Primero fue utility de los Cardenales de San Luis, y pasó de una a otra posición luego, con los Filis de Filadelfia. Su versatilidad era altamente apreciada, hasta que finalmente se consolidó como el muy productivo camarero de los Tigres de Detroit. Luego de 16 campañas de servicio, llega a su primera selección de Cooperstown.

Polanco vivió su mejor momento en 2006, cuando fue el Jugador Más Valioso en la Serie de Campeonato de la Americana y era una de las figuras de los bengalíes que asistieron a la Serie Mundial.

Asistió a dos Juegos de Estrellas y obtuvo tres Guantes de Oro, con cinco temporadas sobre .300 puntos. Pero aunque anotó 1.009 carreras y largó 348 dobles, con .297 de promedio de por vida, sus cifras no parecen suficientes como para superar el primer corte.

Muy posiblemente le sucederá igual que a García y los votantes prefieran marcar otros nombres de los 35 disponibles en la papeleta.

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